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Cooperativistas y Cooperativas

por Pedro Aguer especial para Mundo Rural 

No es fácil, pero sí posible establecer con claridad qué es la empresa y qué el hombre manejándola, administrándola con sentido humanista. Primero hay que encontrarse con la solidaridad que somos capaces de realizar espontáneamente y sobre esta premisa construir la conciencia que es menester para realizarnos en su práctica, en el contexto social en el que nos desempeñamos.

Ser cooperativista y crear la empresa cooperativa son dos propósitos que se desarrollan simultáneamente. El cooperativista está en la conciencia. La cooperativa es la herramienta, la estructura institucional, para realizarnos cooperativamente.

No es cuestión de saber qué fue primero, si el huevo o la gallina. Lo importante es determinar que sin cooperativistas la cooperativa es una entelequia. O en su defecto una herramienta mal usada, y si esto ocurre los fines que se persiguen no son solidarios; en el mejor de los casos, inconfesables.

Dentro de los Principios Universales de la Cooperación, podemos precisar los siguientes requerimientos para que una cooperativa cumpla su objetivo sin riesgos de fracaso:

1 – Voluntad para emprender una lucha a brazo partido contra las adversidades económicas.

2 – Desprendimiento personal, convicción, generosidad, firmeza, valentía, perseverancia.

3 – Humildad para poder reconocer las virtudes, la inteligencia, el esfuerzo ajenos.

4 – Libertad para poder reconocerla en los demás y respetarla de manera absoluta.

5 – Capacidad para escuchar.

6 – Buena disposición para trabajar en conjunto.

7 – Analizar los problemas, establecer prioridades, proyectar, planificar y actuar en consecuencia.

8 – Fidelidad a la esencia de los Principios Universales de la Cooperación.

9 – Confianza.

10 – Autocrítica.

11 – Equidad en el esfuerzo y la distribución.

12 – Claro sentido de la igualdad de posibilidades.

13 – Dignidad e independencia de criterio.

14 – Someter la idea de la competencia a la de la participación.

15 – Aprender y enseñar, enseñar y aprender.

16 – Honradez en lo individual, honestidad en el intercambio.

17 – Ética en la promoción como en la comercialización.

18 – Amabilidad y cordialidad entre propios y extraños.

19 – Identidad.

20 – Legalidad.

Por cierto, no pretendemos ser abarcadores, pero intentamos echar algunos criterios aclaratorios respecto de por qué una cooperativa, empresa tan necesarias, pone en evidencia propósitos ajenos a los fundamentos de la solidaridad y termina fracasando.

No queremos decir que su comportamiento será absolutamente infalible siempre, pues sin dudas tendrá inconvenientes y adversidades que superar; se trata de una empresa humana, no celestial. Pero si sus integrantes van adquiriendo información y formación doctrinaria y práctica que responda al objetivo de su creación, los riesgos inductores del fracaso podrán ser superados fácilmente, adquiriendo tal vez la categoría de aprendizaje.

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