Dios en la Tierra

Evangelio del día

Viernes de la vigésima octava semana del tiempo ordinario. El santoral recuerda al Beato Jacobo Strepa, Santa María Bertila Boscardin. Evangelio según San Lucas 12,1-7. Mensaje de audio y video del Padre Alfredo Nicola, Párroco de Oro Verde.

Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.

No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.

Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.

A ustedes, mis amigos, les digo: No teman a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.

Yo les indicaré a quién deben temer: teman a quel que, despues de matar, tiene el poder de arrojar a la Gehena. Sí, les repito, teman a ese.

¿No se venden acaso cinco pájaros por dos monedas? Sin embargo, Dios no olvida a ninguno de ellos.

Ustedes tienen contados todos sus cabellos: no teman, porque valen más que muchos pájaros.”

Amén y ¡ adelante !

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Hoy se celebra a San Pedro de Alcántara, protector de los guardias nocturnos

 

El 20 de octubre la Iglesia celebra a San Pedro de Alcántara, protector de los celadores y guardias nocturnos, porque pasaba noches enteras rezando, meditando y sin dormir.

Nació en Alcántara en 1499. Estudió en la Universidad de Salamanca e ingresó a la orden Franciscana, donde fue ordenado sacerdote.

Llegó a ser superior de varios conventos, siendo modelo en el exacto cumplimiento de los reglamentos de la comunidad. Sus predicaciones llevaron a la conversión de muchos. Prefería lo auditorios de gente pobre porque consideraba que eran los que tenían más voluntad de convertirse.

En búsqueda de que los religiosos vivieran más la mortificación, la oración y la meditación, San Pedro de Alcántara fundó la rama franciscana de “estricta observancia” o “Alcantarinos”.

Murió de rodillas y diciendo las palabras del Salmo 121: “¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor!”.

Entre sus amigos se encontraba San Francisco de Borja y Santa Teresa de Ávila, a quien animaba en las persecuciones e incomprensiones que recibía.

Santa Teresa contó que San Pedro de Alcántara se le apareció después de muerto y le dijo: “Felices sufrimientos y penitencias en la tierra, que me consiguieron tan grandes premios en el cielo”.

 

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