Dios en la Tierra

Evangelio y santoral de hoy

Fuente: ACI
Jueves de la quinta semana de Cuaresma. Hoy se conmemora a San Epafrodito, "hermano y compañero de combates" de San Pablo. Evangelio según San Juan 8,51-59.

Jesús dijo a los judíos:

“Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás”.

Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás’.

¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”.

Jesús respondió: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman ‘nuestro Dios’, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: ‘No lo conozco’, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra.

Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”.

Los judíos le dijeron: “Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?”.

Jesús respondió: “Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”.

Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.

Amén y ¡ adelante !

Hoy se conmemora a San Epafrodito, “hermano y compañero de combates” de San Pablo

San Epafrodito fue un discípulo de los apóstoles que fue ordenado por San Pedro como Obispo de Tarracina (Italia) cuando el primero se encontraba en Roma.

Según la Tradición de la Iglesia Epafrodito nació en Filipo. Es conocido por haber viajado a Roma para llevarle una colecta de su pueblo natal a San Pablo, quien estuvo cautivo entre el año 60 y 62 d.C. Otra versión es que el encuentro entre ambos se llevó a cabo en el año 57 cuando San Pablo estaba cautivo en Éfeso durante su tercer viaje misional.

Debido a que Epafrodito cayó enfermo, San Pablo decidió enviarlo de vuelta a Filipo con una carta para sus fieles en la que lo llamó “su hermano, colaborador y compañero de armas”.

En ésta rogaba a sus queridos neófitos que recibieran a su compatriota con toda alegría en el Señor, ya que para realizar la misión que le habían encomendado se había visto al borde de la muerte. Entregaba su vida para suplir los cuidados que los filipenses no le podían dar.

Aquí puede leer el pasaje bíblico: “[…] He juzgado necesario devolveros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de armas, enviado por vosotros con el encargo de servirme en mi necesidad, porque os está añorando a todos vosotros y anda angustiado porque sabe que ha llegado a vosotros la noticia de su enfermedad. Es cierto que estuvo enfermo y a punto de morir. Pero Dios se compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza”.

“Así pues, me apresuro a enviarle para que viéndole de nuevo os llenéis de alegría y yo quede aliviado en mi tristeza. Recibidle, pues, en el Señor con toda alegría, y tened en estima a los hombres como él, ya que por la obra de Cristo ha estado a punto de morir, arriesgando su vida para supliros en el servicio que no podíais prestarme vosotros mismos”. (Flp 2,25-30)

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