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Verdades de Perogrullo para no olvidar en la Cumbre de Paraná

por Pedro Aguer para Mundo Rural

Qué bueno si logramos la unidad de nuestros países de Abya Yala, nombre del continente americano, impulsado y empleado habitualmente por la Junta Abya Yala por los Pueblos Libres, a la que pertenezco.

Qué bueno si lo invertido en la Cumbre de Paraná no terminara siendo un gasto.

Que la fiesta sea verdaderamente para que celebremos en el futuro que se haya realizado lo en ella resuelto.

Que las declaraciones se conviertan en hechos.

Que todas las reuniones en las que se elaboraren proyectos no sean en vano.

Paraná y la República Argentina toda merecen que el esfuerzo no sea derrochado inútilmente, quedando la reunión reducida a una mera formalidad.

Los pueblos de los países participantes merecen que sus expectativas generadas por la convocatoria sean cumplidas cabalmente.

Por lo pronto la situación no es óptima. El Mercado Común propuesto por Bolívar no ha alcanzado a concretarse y los conflictos limítrofes no fueron suficientemente promisorios, Las Malvinas son un testimonio de la falta de unión, salvando los apoyos de pocos países, cuando la guerra. En lo que afortunadamente se ha avanzado mucho.

¿No será que lo que nos falta sea porque el pueblo está ausente en la elaboración de las planificaciones necesarias para el desenvolvimiento económico con igualdad de posibilidades y equidad distributiva; que son , al fin y al cabo, clave para la inclusión social con justicia y libertad?.

Sin participación no hay democracia real.

Necesitamos más fuentes de trabajo que sean sustentables.

Más y mejor educación, más y mejor salud.

Necesitamos vivir más seguros afuera y adentro de nuestros hogares. Como antes. Sin temor.

El problema de la seguridad desmiente en la realidad la óptica oficial.

Necesitamos más viviendas.

Esto quiere decir que no estamos en contra de nada que se haga a favor del bienestar general.

Al contrario. Queremos que todo cuanto se invierta tenga buen destino.

No podemos tratarnos como enemigos por el hecho de disentir. Ni adentro ni afuera de las fronteras.

En la democracia es esencial el disenso, promover el debate, analizar participativamente los problemas y actuar en consecuencia, al amparo de los valores republicanos.

Se construye con las coincidencias. Pero las diferencias no deben ser motivo de desunión sino de más unión para encontrar el camino adecuado para continuar construyendo, porque el progreso no se hace con declaraciones y discursos en abstracto, sino con la utilización de las normas y de la palabra para sumar voluntades y pautar métodos conducentes.

No hemos logrado esto en 31 años de estado de derecho, pues el pueblo sigue víctima de intereses personales o sectoriales. La economía sigue administrada con el hombre subordinado a ella. Por lo que vemos a la distancia ocurre todavía también en las demás naciones.

El camino no es dar por tierra con los logros sino aprovecharlos para conseguir más logros, siempre un paso más. Esto implica reconocer las realizaciones del pasado y no volver a cometer sus errores.

Acordar vías en común que nos permitan adelantar en los barrios que es donde vivimos la cotidianidad. Que es donde necesitamos que la solidaridad nos cobije, y que los gobiernos la fomenten y apoyen a través de las comisiones vecinales y de las ONG, de la escuela pública y de los centros de salud, con prevención y preservación de la seguridad. El cooperativismo y el mutualismo son herramientas autogestionarias de indudable eficacia para avanzar.

El campo y la urbanidad deben integrarse no seguir siendo dos mundos distintos. Ahí están las enseñanzas precursoras de Belgrano.

Me dirán que estas son verdades de Perogrullo… y lo acepto. Pero me pregunto ¿POR QUÉ ENTONCES NOS CUESTA TANTO PONERNOS DE ACUERDO?

¿Cuándo nos decidiremos a entender que entre quienes pensamos distinto no hay diferencias substanciales porque todos para poder vivir tenemos que trabajar?

Debemos cuidar nuestros barrios, nuestra tierra y la naturaleza maravillosa que poseemos, desde el Ecuador a los polos y de océano a océano. Debemos cuidar y desarrollar nuestras culturas y sostener nuestras identidades, pero con la convicción yrigoyeniana de que “los hombres son sagrados para los hombres y los pueblos son sagrados para los pueblos”. Y sostener en lo alto la consigna de Artigas; “Nadie más que nadie”.

Una de las funciones principales de la política es aprender a convivir interactuando en armonía y a promover los cambios sociales pacíficamente para garantizar la justicia y el progreso, aprovechando la inteligencia en beneficio del bienestar general. Cuando la política se practica en beneficio personal o sectorial devienen el caos y la violencia.

Si para trabajar en este sentido es la Cumbre del MERCOSUR, es de esperar que así sea… bienvenida. Que de esto, que es también una verdad de Perogrullo, están ávidos nuestros pueblos.

En Abya Yala la naturaleza nos provee de todo lo necesario para vivir dignamente. Por lo tanto las injusticias provienen de nuestras incapacidades e ineptitudes, que es lo que debemos superar con prudencia y sin pausa.

Foto : Jeremías Duré especial para Mundo Rural

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