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El argentino es muy fiel a la carne pero “no se casa” con el vendedor

Un estudio del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), publicado en la revista Carne Argentina de octubre, demuestra que ni los carniceros ni los supermercadistas “tienen la vaca atada”. El consumo de carne está consolidado y en crecimiento pero muchos compradores no dudan en pasarse del “súper” a la carnicería o de la carnicería a las ofertas de los supermercados. Otros siguen comprando a través del mismo canal pero en puntos de venta más baratos. En el último mes, la carne –que se mantiene por debajo de la inflación- subió más en los supermercados y en los barrios de nivel socioeconómico más alto.

Los argentinos somos carnívoros por naturaleza y, de acuerdo a distintos estudios de mercado y encuestas de opinión, la fidelidad de los consumidores al producto más emblemático de las pampas está asegurada. Sin embargo, nuevos sondeos realizados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) demuestran que esa fidelidad no se traslada al punto de venta y es así como ante el proceso inflacionario y el momento del mes, los compradores pasan del “súper” a la carnicería, del supermercado a la carnicería del barrio o simplemente buscan puntos de venta más económicos dentro del mismo canal.

“El promedio histórico de compra de carne vacuna según punto de venta es aproximadamente un 70% en carnicerías y un 30% en supermercados”, explicó Ulises Forte, Presidente del IPCVA. “Pero así como sabemos que cuando hay un peso más en el bolsillo los argentinos compramos más carne, también estamos viendo con nuestros nuevos estudios de mercado que más de la mitad de los consumidores abandonan la fidelidad a los puntos de venta si el bolsillo ‘está flaco’ y buscan alternativas más económicas”, agregó.

De acuerdo al “Monitor de Estudio de Mercado” que realiza el Instituto (un estudio de 1.000 casos mensuales on line), si bien un 36% de los encuestados asegura que ante el aumento de precios sigue comprando de la misma manera, un 23% sostiene que ahora compra más en carnicerías y menos en supermercados, un 10,3% asegura lo contrario (de la carnicería pasó a buscar las ofertas de los súper), un 20,1% cambió su carnicería de siempre por otra más barata, y un 9,6% elije otro supermercado más económico al que compraba antes.

Si se analizan las respuestas con detenimiento, se puede concluir que, entre los “infieles”, son muchos más los compradores dispuestos a pasar del supermercado a las carnicerías que de éstas a un “súper”. Un número similar está dispuesto a seguir comprando en las clásicas carnicerías pero buscando mejores precios y una minoría “salta” de los negocios del barrio a los supermercados o busca otro súper más económico.

Carnicerías Vs Supermercados

La evolución de precios del último año demuestra que en líneas generales, en Capital Federal y Gran Buenos Aires, las carnicerías presentaron precios más bajos, en promedio, que los supermercados, con una diferencia de entre ocho pesos (agosto 2016) y cinco pesos (septiembre 2017) por kilo promedio de carne.

Algo similar se registra en otras plazas medidas por el IPCVA, como Córdoba, mientras que en Rosario se puede observar una paridad de precios entre ambos canales de venta.

No obstante, hay que tener en cuenta para evaluar fehacientemente los hábitos de compra que también existen diferencias de precios entre los distintos barrios de una misma localidad, de acuerdo al nivel socioeconómico.

Según el informe de precios minoristas que elabora mensualmente el Área de Estadística y Economía del IPCVA, en septiembre de 2017 los precios de la carne vacuna –que aumentaron en promedio un 2% – tuvieron una significativa variación positiva, del +3,9%, en los puntos de venta que atienden en barrios del nivel socioeconómico más alto.

En tanto, en los puntos de venta de nivel socioeconómico medio, los precios mostraron alzas más moderadas, del +2,0%, y en los de nivel socioeconómico bajo la suba fue mucho más leve, de un +1,6%.

“Esto quiere decir, hablando en criollo, que nadie tiene la ‘vaca atada’”, agregó Forte que, no obstante, aclaró que en el último año los aumentos de la carne vacuna fueron muy inferiores a los de la inflación y mejoró el consumo, ubicándose en 58,1 kilos por habitante contra los 54,4 kilos de 2016.

Según Forte, “en el último año la carne vacuna subió un 15% mientras que la inflación general fue del 22%”.

Asimismo, si se toman las variaciones de precios de las distintas carnes, la vacuna aumentó en el último mes un 2% -como se consignó anteriormente- mientras que el precio del pollo fresco subió un +6,9% y el pechito de cerdo un +2,6%.

Adicionalmente, según el mismo estudio del IPCVA, si bajase la inflación, un 45,3% de los encuestados asegura que compraría mayor cantidad de carne y otro 41,1% que se mantendría en un mismo nivel de compras. Es decir que el 86% de los compradores habituales traccionarían más la demanda interna.

En ese sentido, ante un escenario que parece optimista en cuanto a la evolución de la economía del país, la baja de la inflación y el paulatino crecimiento del consumo, el 56,7% de los encuestados asegura que es “muy probable” o “bastante probable” que aumente el consumo de carne vacuna en los próximos meses.

“Este estudio nos demuestra varias cosas: por un lado que el mercado interno está consolidado y en crecimiento. Por otro, que podemos integrar cada vez mejor la media res entre el consumo doméstico y las exportaciones”, concluyó Forte. “Como siempre decimos, si crecemos en productividad y en exportaciones vamos a poder ubicar los cortes más finos en la UE, el cuarto delantero en Israel y Chile, los cogotes, garrones y brazuelos en China, y nos van a quedar disponibles para el mercado interno, a precios más que adecuados, el asado, la tapa, el matambre y la cuadrada, que son los cortes más apreciados por los argentinos”.

 

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