Dios en la Tierra

El santoral hoy recuerda a Santa Catalina de Suecia

Fuente:ACI
24 Marzo. Miércoles de la quinta semana de Cuaresma. El santoral recuerda a San Oscar Arnulfo Romero, San Guillermo Norwich y Santa Catalina de Suecia.

Libro de Daniel 3,1.4.5b.6.8.12.14-20.24-25.28.

El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de treinta metros de alto y tres de ancho, y la erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.
El heraldo proclamó con fuerza: “A todos ustedes, pueblos, naciones y lenguas, se les ordena lo siguiente:
ustedes deberán postrarse y adorar la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor.
El que no se postre para adorarla será arrojado inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente”.
En ese mismo momento, se acercaron unos caldeos y acusaron a los judíos.
Pero hay unos judíos, Sadrac, Mesac y Abed Negó, a quienes tú has encomendado la administración de la provincia de Babilonia: esos hombres no te han hecho caso, rey; ellos no sirven a tus dioses ni adoran la estatua de oro que tú has erigido”.
Nabucodonosor tomó la palabra y les dijo: “¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí?
¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice? Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué Dios podrá salvarlos de mi mano?”.
Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: “No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto.
Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos.
Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido”.
Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual.
Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente.
El rey Nabucodonosor quedó estupefacto y se levantó rápidamente. Y tomando la palabra, dijo a sus cortesanos: “¿No eran tres los hombres que fueron atados y arrojados dentro del fuego?”. Ellos le respondieron, diciendo: “Así es, rey”.
El replicó: “Sin embargo, yo veo cuatro hombres que caminan libremente por el fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto se asemeja a un hijo de los dioses”.
Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: “Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, porque ha enviado a su Angel y ha salvado a sus servidores, que confiaron en él y, quebrantando la orden del rey, entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a cualquier otro dios que no fuera su Dios.”

Libro de Daniel 3,52.53.54.55.56.

Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.
Alabado y exaltado eternamente.
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria.
Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo.

Bendito seas en el trono de tu reino.
Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente.
Bendito seas Tú, que sondeas los abismos
y te sientas sobre los querubines.

Alabado y exaltado eternamente por encima de todo.
Bendito seas en el firmamento del cielo.
Aclamado y glorificado eternamente.

Evangelio según San Juan 8,31-42.

Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos:
conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.
Ellos le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: ‘Ustedes serán libres’?”.
Jesús les respondió: “Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado.
El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre.
Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres.
Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes.
Yo digo lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”.
Ellos le replicaron: “Nuestro padre es Abraham”. Y Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abraham obrarían como él.
Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso.
Pero ustedes obran como su padre”. Ellos le dijeron: “Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios”. Jesús prosiguió:
“Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió.

Santa Catalina de Suecia

Santa Catalina de Suecia, llamada también Santa Catalina de Vadstena, nació hacia 1331, de padres nobles y cristianos. Era la cuarta entre los ocho hijos del príncipe Ulf Gudinarsson y de su esposa Birgitta Birgesdotter, que no es otra que Santa Brígida, cuya festividad celebra la Iglesia el día 9 de octubre.

A la edad de siete años fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg para ser educada y pronto mostró, al igual que su madre, un deseo para vida de auto mortificación y devoción para cosas espirituales. Al mandato de su padre, cuando tiene trece o catorce años, se casa con un noble de descendencia alemana, Eggart von Kürnen. Ella inmediatamente persuade a su esposo, quién era un hombre religioso, a unirse con ella en un voto de castidad.

Ambos viven en un estado de virginidad y devotan su vida al ejercicio de perfección cristiana y caridad activa. A pesar del amor profundo hacia su esposo, Catalina acompaña a su madre a Roma en 1349. En 1351 Catalina recibe noticias de la muerte de su esposo en Suecia, por lo que decide permanecer al lado de su madre en Roma. Ella vive constantemente con su madre, toma una parte activa en la labor fructífera de St. Brígida e imita fervorosamente la vida ascética de su madre. Aunque la bella y distinguida viuda está rodeada de admiradores, ella constantemente rehúsa todas las ofertas de matrimonio. En 1372 St. Catalina y su hermano, Birger, acompañan a su madre a una peregrinación a la Tierra Santa; después de su regreso a Roma, St. Catalina está con su madre en la última enfermedad y muerte de ella.

En 1374, obedeciendo los últimos deseos de St. Brígida, Catalina traja el cuerpo de su madre a regreso a Suecia, para ser enterrada en Wadstena, de cuya fundación ella llegó a ser directora. Es la casa madre de la Orden Brigidina, también llamada La Orden del Santo Salvador. Catalina manejó el convento con gran habilidad y vivió ahí en armonía con los principios impuestos por la fundadora. Al año siguiente fue a Roma a promover la canonización de St Brígida y para obtener una nueva confirmación papal de la orden. Ella aseguró otra confirmación, ambas de Gregorio XI (1337) y de Urbano VI (1379), pero no fue capáz de ganar en ese tiempo la canonización de su madre, por la confusión causada por el Cisma que retrasó el proceso.

Cuando hubo este cisma ella se mostró, cómo St. Catalina de Siena, con firme adhesión al Papa Romano Urbano VI, en cuyo favor ella testificó delante de una commisión judicial. Catalina se quedó cinco años en Italia y al regreasr a casa, portaba una carta de comendación del Papa. Poco después de su llegada a Suecia se enfermó y murió el 24 de marzo de 1381. Al tiempo de su muerte St. Catalina era jefe del convento de Wadstena, fundada por su madre; de ahí el nombre Catalina Vastanensis, por el cuál es ocasionalmente llamada. En 1484 Inocencio VIII dió permiso para su veneración como santa.

Catalina escribió un trabajo devocional titulado “Consolación del Alma” (Sielinna Troëst), largamente compuesto de citaciones Escrípturales y antiguos libros religiosos; no hay copia en existencia. Generalmente ella es representada con una cierva a su lado, la cual se ha dicho vino a su ayuda cuando jóvenes sin castidad buscaban cortejarla. (Fuente:ACI)

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