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Es hora de visibilizar a las mujeres rurales

En Women 20 buscamos convencer a los líderes del mundo de que no hay desarrollo sin mayor incorporación de las mujeres

Women 20 (W20) es el grupo de afinidad que defiende los intereses de las mujeres frente a los líderes del G20 -foro de cooperación internacional que reúne a 20 economías-, principalmente aquellos vinculados con la autonomía económica. Trabajamos para convencer a los líderes de que no hay desarrollo posible sin una mayor incorporación de las mujeres a la fuerza de trabajo.

Aún hoy, un 55 % de las mujeres en el mundo carece de ingresos propios.

Si bien en las últimas décadas ha habido avances, hay muchos desafíos pendientes. La inserción de la mujer en el mercado de trabajo ha sido masiva y creciente en las últimas décadas, causando una significativa reducción de la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, en los últimos años los progresos se han desacelerado. A pesar de que las brechas de género en las tasas de participación en la fuerza de trabajo han ido disminuyendo, hay una diferencia del 27 % entre hombres y mujeres1. Aún hoy, un 55 % de las mujeres en el mundo carece de ingresos propios. Aunque la realidad de los países del G20 es mejor, ninguno de ellos ha logrado cerrar la brecha de la participación laboral de la mujer.

La presidencia argentina del W20 ha heredado tres ejes centrales de trabajo: inclusión laboral, inclusión digital e inclusión financiera de las mujeres, los cuales han sido el centro de los debates en años anteriores. Si bien son todos ejes de gran relevancia, este año hemos decidido agregar uno de gran importancia para la Argentina, la región y el mundo: el desarrollo de las mujeres rurales.

Hay muchas razones detrás de esta decisión. En primer lugar es estratégico para los fines de esta presidencia del G20, pues lograr un futuro alimentario sostenible ocupa el centro de la agenda. Desde el W20, creemos que este objetivo solo es posible con una participación de las mujeres mayor y en mejores condiciones. Además, el G20 representa el 60 % de las tierras cultivables que hay en el mundo y el 80 % de la producción de alimentos2. Creemos que los consensos que se puedan lograr en relación con el rol de la mujer en la producción de alimentos y en el desarrollo del ámbito rural tendrán un impacto en todo el mundo.

Todos los indicadores de género y desarrollo revelan que, a nivel mundial, las mujeres rurales están en peor situación que los hombres rurales y las mujeres urbanas.

Otro motivo de gran importancia se relaciona con su situación de desventaja e invisibilidad. Ellas enfrentan una doble desventaja: el hecho de ser mujeres y vivir en zonas rurales. Todos los indicadores de género y desarrollo revelan que, a nivel mundial, las mujeres rurales están en peor situación que los hombres rurales y las mujeres urbanas. Las mujeres en zonas rurales tienen peores índices de empleo y de acceso a los servicios básicos. Hay zonas rurales donde las mujeres carecen de documento de identidad, lo que les imposibilita acceder a recursos públicos, protección social, salud y educación, así como a elegir a sus representantes o presentarse como candidatas para incluir sus intereses y necesidades en las políticas públicas. Su predominio en trabajos informales, de mala calidad y baja remuneración pone en riesgo su calidad de vida y la de sus familias. En este sentido, las mujeres rurales representan un colectivo olvidado, que enfrenta discriminaciones sistemáticas y con poca visibilidad a la hora de diseñar políticas públicas.

Por ello, pero sobre todo por su aporte fundamental al desarrollo de las economías, priorizamos el tratamiento de este tema. Las mujeres rurales contribuyen enormemente a las economías, son responsables del 43 % de la producción de alimentos a escala mundial, y se estima que, si tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que sus pares varones, los rendimientos de las cosechas aumentaría entre un 20 y 30 %, con una reducción del hambre de entre un 12 y 17 %3. En un mundo donde el cambio climático genera mayores sequías, escasez de agua y encarecimiento de los alimentos, debemos pensar en estrategias para aumentar y mejorar la producción de alimentos. Para ello, el rol de las mujeres, con acceso a mayores recursos e innovación tecnológica, es imprescindible.

El papel de las mujeres rurales en el sostenimiento de las familias, el fortalecimiento de las comunidades y la reducción de la pobreza es decisivo. Las mujeres aportan una mayor inversión en capital humano en forma de salud, nutrición y educación de los niños y niñas; por tanto, darles más acceso a recursos económicos representa un buen uso del dinero y una apuesta a mejorar el futuro de las generaciones venideras. Son medidas con gran efecto multiplicador.

Cabe destacar que las mujeres rurales no son un grupo homogéneo: hay indígenas, criollas y afrodescendientes. La diversidad también se presenta en las actividades que desarrollan: son agricultoras, recolectoras, pescadoras o asalariadas. También se desempeñan en actividades no agrícolas, como las artesanías o el turismo.

En muchos casos, las mujeres rurales son quienes resguardan los saberes y las culturas de sus pueblos, son quienes transmiten las tradiciones entre las generaciones, las formas de vida y subsistencia de sus antepasados. Este conocimiento debe ser resguardado, ya que atesorar el pasado es la única forma de asegurar el futuro: un pueblo que no tiene pasado o raíces no tiene futuro alguno. Sin duda, estos saberes y tradiciones deben ser más valorados.

La deuda de la Argentina con las mujeres rurales

Argentina presenta un fuerte fenómeno de despoblamiento en las zonas rurales; el 90 % de la población vive en áreas urbanas4, con un mayor abandono en las zonas dispersas. Cabe aclarar que la situación de despoblamiento del país parece haber llegado a un equilibrio y haberse estabilizado5. Si bien la distribución de varones y mujeres en zonas rurales es bastante homogénea, se observa una pequeña prevalencia de varones en las zonas dispersas. Las mujeres rurales se encuentran más en zonas rurales agrupadas, situación asociada frecuentemente con tener hijos chicos y con la búsqueda de mejores ofertas educativas, de trabajo, salud, cuidado, conectividad y calidad de vida.

Los servicios de salud se encuentran en su mayoría concentrados en zonas urbanizadas, mientras en la mayoría de las áreas rurales son precarios, fundamentalmente por la falta de recursos humanos y de especialidades para la atención de mujeres y niños, en especial lo vinculado con la salud sexual y reproductiva. Existen nuevas formas de acceder a la salud, como los programas que acercan unidades móviles equipadas, personal médico o promotores de salud a las zonas rurales. Esto mejora la situación de las mujeres jóvenes respecto de generaciones anteriores pero aún no garantiza el acceso6.

En relación con el vínculo de las mujeres rurales con el mercado de trabajo, la residencia en el medio rural y el género conjuran una acumulación de desventajas que se agudizan en las zonas dispersas. Estas menores oportunidades que enfrentan se relacionan con las dificultades para participar en el mercado de trabajo y atender a la vez el cuidado de los miembros del hogar. Las mujeres en el campo tienen una intensa carga de trabajo: son las responsables de las tareas domésticas y de cuido, de tareas productivas dentro de las unidades familiares (fundamentalmente para el autoconsumo y la venta de excedentes), además de participar en espacios comunitarios. La falta de servicios de cuido y la borrosa frontera entre lo productivo y reproductivo invisibilizan todo el esfuerzo que las mujeres rurales realizan para conciliar estos mundos.

Diversos estudios muestran que en el ámbito rural argentino prevalecen problemáticas estructurales como el acceso al mercado laboral, recursos naturales, productivos y las nuevas tecnologías, o la falta de acceso a la tierra, el achicamiento de las parcelas y el corrimiento de la frontera agraria, situaciones que inciden en la motivación para migrar y en las posibilidades de desarrollo económico de las mujeres rurales.

Adicionalmente, las mujeres de las zonas rurales corren el riesgo de ser víctimas de violencia a causa de la persistencia de actitudes tradicionales relativas a la subordinación de la mujer, pero son aún más vulnerables al no tener acceso a la justicia y a los servicios de protección social. La dependencia económica es un obstáculo para que las mujeres puedan abandonar relaciones de abuso, sobre todo cuando hay hijos presentes en el hogar.

El legado del W20

El W20 Argentina ha elaborado una serie de recomendaciones que, en nuestro criterio, conforman el camino que los líderes del G20 deberían tomar para lograr una mayor participación de las mujeres rurales en las economías. Estas acciones han sido elaboradas con el consenso de las delegadas de los 20 países miembros.

Abogamos porque los países puedan garantizar que la inversión y las mejoras en los servicios de infraestructura.

En primer lugar, abogamos porque los países puedan garantizar que la inversión y las mejoras en los servicios de infraestructura, especialmente transporte, carreteras, agua, electricidad, energía, y conectividad, consideren las necesidades de las mujeres y prioricen su empoderamiento económico. Para ello, apuntamos a incluir a las mujeres rurales en los procesos de identificación, diseño, implementación y mantenimiento de los proyectos de infraestructura. Hay mucha evidencia de proyectos de infraestructura fallidos que no toman en cuenta las necesidades de las mujeres, ni los usos y costumbres de las zonas rurales.

En segundo lugar, abogamos porque los países miembros del G20 avancen hacia sistemas que puedan garantizar la tenencia legal de la tierra, la protección contra el desalojo, el acaparamiento de tierras y la desposesión de las mujeres rurales. A partir de la tenencia de la tierra, pedimos que se les garantice el acceso a recursos productivos, tecnología, a mercados y se les brinde la asistencia técnica necesaria para cualquier actividad que realicen.

Por último, buscamos promover el empoderamiento económico de las mujeres rurales a través de la creación del Fondo Mundial de Mujeres Rurales 2030. Este fondo tendría como objetivo financiar los proyectos productivos de las mujeres rurales de los países del G20.

W20 Argentina propone garantizar la participación plena y efectiva de las mujeres rurales en los procesos de toma de decisiones.

Dada la escasa voz y participación de las mujeres rurales, W20 Argentina propone garantizar la participación plena y efectiva de las mujeres rurales en los procesos de toma de decisiones, en especial mujeres indígenas, campesinas, migrantes y afrodescendientes. Para ello, pedimos establecer programas para reforzar la capacidad de las comunidades locales, el liderazgo, la negociación, fomentar la paridad y la democratización de los sistemas políticos y la reforma de las leyes electorales para garantizar la participación plena y efectiva de las mujeres. Este pedido está en línea con la recomendación 35 de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas que destaca la importancia de ampliar la intervención, la capacidad de actuar, la participación y el liderazgo de las mujeres y las niñas rurales, así como la participación plena efectiva y en pie de igualdad en todos los niveles de la adopción de decisiones; reconoce, además, el papel fundamental que desempeñan las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos, las empresas y las cooperativas de mujeres rurales para reunir, unir y apoyar a las mujeres rurales en todos los ámbitos7.

Finalmente y de gran importancia, pedimos que los países trabajen hacia sistemas estadísticos que recojan, analicen y compartan datos desglosados por sexo (cualitativos y cuantitativos) sobre la situación de las mujeres rurales para elaborar políticas basadas en evidencia para mejorar sus oportunidades de desarrollo, empoderamiento económico y el emprendedurismo de las mujeres. Esta recomendación es de gran importancia dada la escasez de datos oficiales sobre la situación de las mujeres rurales en el mundo. Para poder visualizarlas y elaborar políticas focalizadas, requerimos entender quiénes son, dónde están y a qué se dedican, sus usos y costumbres, patrones migratorios, su acceso a la tierra y a recursos productivos, su vínculo con el mercado de trabajo, la oferta de bienes públicos a las que acceden y la calidad de los mismos, entre otras cosas.

¿Cuál es el futuro de las mujeres rurales en el G20?

La incorporación de este tema por parte de Argentina ha sido un acierto que ha tenido mucho apoyo en la comunidad internacional, por ello, esperamos con optimismo que el eje de Desarrollo de las Mujeres Rurales tenga continuidad en la Presidencia de Japón y se instale como un área de trabajo permanente del W20.

por:

Susana Balbo
Presidenta del W20. Empresaria argentina. Primera mujer enóloga del país
1 ILO (International Labour Organization). 2016. Women at Work: Trends 2016. Switzerland, Geneva. 138 p.
2 2018. Reunión de Ministros de Agricultura del G20. 26 y 27 de julio de 2018. Buenos Aires, Argentina.
3 FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) The State of Food and Agriculture 2010-2011. Women in Agriculture: Closing the Gender Gap for Development. FAO. Rome, Italy. 150 p.
4 INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos). 2010. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010: censo del Bicentenario: resultados definitivos, Serie b n°2. 1ª ed. INDEC. Buenos Aires, Argentina. 378 p.
5 Alegre, S; Lizárraga, P.; Brawerman, J. 2015. Las nuevas generaciones de mujeres rurales como promotoras del cambio. Un estudio cuanti-cualitativo de la situación de las mujeres rurales jóvenes, de sus necesidades y oportunidades en Argentina. UCAR, IIPE-UNESCO. Buenos Aires, Argentina. 279 p.
6 Ib.
7 ONU (Organización de las Naciones Unidas). 2018. Consejo Económico y Social. Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, 62° período de sesiones. 26 de marzo de 2018. 24 p. Disponible en http://undocs.org/es/E/CN.6/2018/L.8
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