Dios en la Tierra

Hoy celebramos la fiesta de San Gregorio Magno, el primer monje elegido Papa

3 de septiembre. Viernes de la vigesimosegunda semana del Tiempo Ordinario.

Carta de San Pablo a los Colosenses 1,15-20.

El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él.
El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.

Salmo 100(99),1-2.3.4.5.

Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.

Reconozcan que el Señor es Dios:
él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,
alaben al Señor y bendigan su Nombre.

¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.

Evangelio según San Lucas 5,33-39.

En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”.
Jesús les contestó: “¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos?
Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”.
Les hizo además esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más.
¡A vino nuevo, odres nuevos!
Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor”.

Hoy celebramos la fiesta de San Gregorio Magno, el primer monje elegido Papa

Hoy, 3 de septiembre, la Iglesia Católica celebra a San Gregorio Magno (540-604), quien dijo alguna vez: “donde el amor existe se obran grandes cosas”. San Gregorio fue el sexagésimo cuarto Papa de la Iglesia católica; forma parte del grupo de los padres de la Iglesia latina y se le cuenta entre los doctores de la Iglesia. Finalmente, Gregorio Magno fue el primer monje que llegó a ocupar la sede de Pedro.

San Gregorio Magno nació en Roma en el año 540, en el seno de una antigua familia romana de la que ya habían salido dos Papas: Félix III (483-492), probablemente su bisabuelo; y Agapito I (535-536). Siendo joven, ingresó a la carrera administrativa, pero la abandonó para hacerse monje. Tras esto convirtió la casa familiar en el monasterio de San Andrés.

Más adelante, el Papa Pelagio lo nombró diácono y lo envió a Constantinopla como Nuncio Apostólico. Allí permaneció unos años hasta que fue llamado de regreso a Roma para ocupar el puesto de secretario pontificio. Años duros le tocaron vivir allí pues la Ciudad Eterna sufrió de desastres naturales, carestías y la peste. Esta última acabó con la vida del Papa Pelagio II.

En esas circunstancias, Gregorio sería elegido Obispo de Roma y Sumo Pontífice, gracias a la sintonía existente entre el clero, el pueblo romano y el senado en torno a sus cualidades. Una vez a cargo de la Sede de Pedro, se preocupó por la conversión de los pueblos alejados dentro del mundo conocido en aquella época, y de la nueva organización civil y política de Europa. Quería entablar relaciones de fraternidad con todos los reinos y gobiernos del mundo con el deseo de que la Iglesia anuncie el Evangelio.

El Papa Benedicto XVI, en su audiencia general del 28 de mayo del 2008, refiriéndose a San Gregorio Magno, dijo: “En un tiempo desastroso, más aún, desesperado, supo crear paz y dar esperanza. Este hombre de Dios nos muestra dónde están las verdaderas fuentes de la paz y de dónde viene la verdadera esperanza; así se convierte en guía también para nosotros hoy”.

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