Dios en la Tierra

Hoy el santoral recuerda al Beato Giovanni Dominici

10 de junio. Jueves de la décima semana del Tiempo Ordinario.

Carta II de San Pablo a los Corintios 3,15-18.4,1.3-6.

Sí, hasta el día de hoy aquel velo les cubre la inteligencia siempre que leen a Moisés.
Pero al que se convierte al Señor, se le cae el velo.
Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.
Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es Espíritu.
Por eso, investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos
Si nuestro Evangelio todavía resulta impenetrable, lo es sólo para aquellos que se pierden,
para los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les ha enceguecido el entendimiento, a fin de que no vean resplandecer el Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús.
Porque el mismo Dios que dijo: “Brille la luz en medio de las tinieblas”, es el que hizo brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo.

Salmo 85(84),9ab-10.11-12.13-14.

Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.

El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.

El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.

Evangelio según San Mateo 5,20-26.

Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

Hoy es  la fiesta del Beato Giovanni Dominici, Arzobispo y brillante orador

El Beato Giovanni Dominici fue un religioso dominico que llegó a ser Arzobispo de la ciudad italiana de Ragusa y Cardenal de San Sisto. Tuvo un diverso rango de habilidades: hizo de diplomático, fue de formación teólogo y, por vocación, poeta e insigne orador. Muchos datos sobre su vida los conocemos gracias a una breve biografía sobre él escrita por San Antonino, Arzobispo de Florencia.

También se le recuerda por haber restaurado la observancia regular en los conventos de la Orden de Predicadores, y por haber sido enviado en junio de 1418 a Bohemia y Hungría para contener la herejía de Juan Hus, considerado uno de los precursores de la Reforma Protestante.

Juan Dominici nació en Florencia (Italia) en 1376. A los 18 años recibió el hábito de los dominicos en el priorato de Santa María Novella, pese a cierta oposición de algunos de sus superiores debido a su falta de educación y por su tendencia a tartamudear, detalle problemático para algunos dominicos. Sin embargo, sus carencias quedaron compensadas por su extraordinaria capacidad de retener en la memoria lo que aprendía. Dominici se convirtió en poco tiempo, en uno de los mejores teólogos de su época y en un predicador elocuente.

En Fiésole y en Venecia fundó nuevos monasterios y estableció un convento para monjas dominicas, llamado Corpus Christi. Desde aquellos centros de espiritualidad trabajó para introducir y restablecer la estricta observancia de la regla de Santo Domingo.

En 1406, asistió al cónclave que eligió al Papa Gregorio XII. Posteriormente se convirtió en confesor y consejero de dicho Pontífice, y éste, por la confianza que le inspiraba el Beato Giovanni, le consagró Arzobispo de Ragusa y Cardenal de San Sixto.

Giovanni Dominici falleció en Buda, Hungría, el 10 de junio de 1419. Fue beatificado y su culto autorizado en 1832.

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