Dios en la Tierra

Hoy es fiesta de Santa Bárbara, virgen y mártir

04 Diciembre. Viernes de la primera semana de Adviento. El santoral recuerda a San Juan Damasceno, San Melecio del Ponto, y Santa Bárbara.

Libro de Isaías 29,17-24.

Así habla el Señor:
¿No falta poco, muy poco tiempo,
para que Líbano se vuelva un vergel
y el vergel parezca un bosque?
Aquel día, los sordos oirán las palabras del libro,
y verán los ojos de los ciegos,
libres de tinieblas y oscuridad.
Los humildes de alegrarán más y más en el Señor
y los más indigentes se regocijarán en el Santo de Israel.
Porque se acabarán los tiranos,
desaparecerá el insolente,
y serán extirpados los que acechan para hacer el mal,
los que con una palabra hacen condenar a un hombre,
los que tienden trampas al que actúa en un juicio,
y porque sí no más perjudican al justo.
Por eso, así habla el Señor,
el Dios de la casa de Jacob,
el que rescató a Abraham:
En adelante, Jacob no se avergonzará
ni se pondrá pálido su rostro.
Porque, al ver lo que hago en medio de Ël,
proclamarán que mi Nombre es santo,
proclamarán santo al Santo de Jacob
y temerán al Dios de Israel.
Los espíritus extraviados llegarán a entender
y los recalcitrantes aceptarán la enseñanza.

Salmo 27(26),1.4.13-14.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.

Evangelio según San Mateo 9,27-31.

Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: “Ten piedad de nosotros, Hijo de David”.
Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: “¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?”. Ellos le respondieron: “Sí, Señor”.
Jesús les tocó los ojos, diciendo: “Que suceda como ustedes han creído”.
Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: “¡Cuidado! Que nadie lo sepa”.
Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.

Hoy es fiesta de Santa Bárbara, virgen y mártir

Según una antigua tradición, Santa Bárbara fue una joven conversa que vivió entre los siglos III y IV. Nació en Nicomedia, antigua provincia del Imperio Romano, ubicada en la actual Turquía.

Santa Bárbara fue puesta en cautiverio por su propio padre, un rey pagano de nombre Dióscoro, con el propósito de forzarla a la apostasía. Bárbara había rechazado la orden de casarse y se había declarado cristiana, cosas que fueron consideradas como afrentas por su padre. Entonces este, lleno de furia, dejó que fuera martirizada. Como Bárbara sobrevivió a los maltratos, fue presentada ante el juez, quien determinó la pena de muerte por decapitación. El lugar escogido para el sacrificio fue la cima de una montaña y el verdugo sería el propio Dióscoro. Ni bien este dio muerte a su hija, un rayo le cayó encima y lo fulminó.

Aunque no existen referencias históricas completamente sólidas sobre Santa Bárbara y los hechos que le acontecieron, su veneración se extendió por Europa consolidándose en el siglo VII. Su culto fue aceptado y confirmado por san Pío V en 1568 y desde entonces se le incluyó en la lista de los santos auxiliadores.

Se le representa cubierta con un manto rojo, al lado de un cáliz con la sangre de Cristo, portando una rama de olivo, una corona y una espada; todos símbolos del martirio.

La historia de que su padre fue fulminado por un rayo causó, probablemente, que fuese tomada por protectora ante los peligros de las tormentas eléctricas y los incendios naturales. Luego, quizás por analogía, se nombró patrona de los artilleros y los mineros.

También se pide su intercesión para no dejar de recibir la Confesión y la Eucaristía en la hora de la muerte.

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