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La Presidenta no dice la verdad

No son 270 y tantas millones de hectáreas de tierras cultivables las que hay en la República Argentina. Son muchas menos, como tampoco es cierto que sólo el 5,94 de esa superficie está ya en manos de capitales extranjeros. Datos obtenidos, hace algún tiempo atrás, nos revelaban que el porcentaje de tierras extranjerizadas, era mucho mayor, o sea , algo así como el 20%, lo que determinaba que cerca (o más) de 30 millones de hectáreas, pertenecen a ciudadanos y/o a empresas radiacadas fuera de nuestras fronteras. Si tenemos en cuenta que solamente un tal Benetton posee casi un millón en el sur argentino, y que Soros tiene otras 500 mil en el corazón de la provincia de Buenos Aires, sacaremos en conclusión que tan sólo estos dos extranjeros, han adquirido el 10% de las hectáreas que, según la presidenta son de gentes de afuera del país, pues el informe proporcionado por la deñora Cristina de Kitchner, nos habla de que son solamente 15 millones y algo las hectáreas de tierras extranjerizadas.

Seguramente que el discurso (proselitista) que termina de pronunciar la presidenta, tuvo en cuenta – para sumar las 270 millones de hectáreas – los miles y miles de kilometros cuadrados que abarcan todas las ciudades que existen en el país. Y seguro que no descontó las miles y miles de hectáreas de desperdicios, dado la presencia de otros miles y miles de arroyos, cañadas, ríos, lagunas y bañados que, por suerte para las aguadas, recorren toda la geografía argentina. Nosotros sabemos que el informe oficial parece ser serio, porque se habrá elaborado en base a estudios catastrales. Sin embargo, no tenemos por qué dudar de los datos que poseemos en nuestro poder.

Hoy 23 de julio de 2013 ( estamos refiriéndonos al día que habló la presidenta). Hoy 23 de julio del año 2013, habló por radio y televisión, la señora Fernández de Kirchner. Ocupó todos los medios habidos y por haber. Lo hizo justo 19 días antes de las elecciones llamadas PASO. También lanzó otros anuncios que, solamente los necios, pueden dudar de que no hayan tenido tufos proselitistas. Por supuesto que en el hiván de palabras (rebuscadas) no faltaron, como siempre lo hace, las indirectas, los agravios a adversarios y, hasta se dio el lujo (farsante) de pedir, en uno de los momentos que podrian parecer trágicos, que no la aplaudieran; orden que la tropa obedeció a pie juntilla como buenos verticalistas que son. Esto ocurrió cuando intentaba defenderlo al general Milani, mientras con sarcasmo quiso justificar ese hecho bochornoso, con lo ocurrido con la ley de obediencia debida y punto final. ¿No está informada élla, de que si el gobierno de Alfonsin, con los acosos desmadrados que sufria por el partido peronista y por los malos gremios de ese pelaje, más las fauces abiertas de los militares golpistas, no deba ese lamentable paso, toda la democracia se caía, porque esa era la perversa intención de parte de las fuerzas armadas y de aquella oposición cerril? ¿ Y tampoco recuerda la señora presidenta, que aquel gobierno democrático y valiente, juzgó y mandó a la cárcel a los principales genocidas del régimen militar, actitud patriótica hecha por primera vez en el mundo? ¿Tampoco se acuerda del posterior indulto de su compañero Menem?

Élla (o éllos), que tanto perturbaban con aquella ley que el presidente Alfonsin se vio obligado a aprobar para salvar a la democracia, hoy pugnan por poner en la jefatura del ejercito a un general que no sólo está sospechado; está acusado con pruebas irrefutables, de haber integrado las hordas criminales de la dictadura. ¡Había que verla a la jefa de estado, hacer las piruetas y las muecas de siempre, mientras pretendpia convencer que hay que unir a los 40 millones de argentinos, después de haber hecho añicos a la unidad de nuestro pueblo! ¡Claro, ahora, “cuando las papas queman”, se hace la buenita, y arenga en el sentido de que hay que juntar a todos en un solo haz. Y los aplaudidores, bien, muy bien, empezando por el ministro Agustín Rossi. Aunque, como ya dijimos, hubo un momento de solemnidad; fue cuando quería (y no podía) defender el pliego de su mal pretendido jefe de ejército. ¿Qué capricho,no? ¿Y las madres y las abuelas, aquellas a las que otrora tanto aplaudíamos por su empeño en hallar a sus familiares desaparecidos por la dictadura genocida, de la que formó parte inseparable el ahora protegido por todos los apóstatas, el general Milani?

Por todas estas desviaciones incomprensibles, decimos que la presidenta miente. ¿Quién no quisiera tener una primera magistrada que merezca respeto y confianza, que no pretenda engañar a sus gobernados para mantenerse en el poder, haciendo demagogia barata, como en los peores tiempos de los conservadores, cuando Leandro N. Alem y otros patriotas, debieron, junto al pueblo, sublevarse, para luego, en el 1916, Hipólito Yrigoyen conseguir la ley Saenz Peña, del voto secreto, obligatorio y universal.

Viale , 1º de agosto de 2013 por Herminio Enqique Ludi  para Mundo Rural

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