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Responsabilidad cooperativa

Columna sobre cooperativismo por Pedro Aguer.

En la empresa cooperativa, todos los asociados son empresarios.

Esta premisa pone el principio de la educación en un lugar preponderante, pues la información y la formación son imprescindibles para la evolución de la empresa, en concordancia con las exigencias de un mercado competitivo como lo es en el sistema capitalista.

De todos modos aclaramos que en la economía social lo que se propone en vez de la competencia, es compartir participativamente, dado el carácter de solidaridad imperante en las empresas que la constituyen.

En las reglas del juego que impone la acumulación especuladora, característica de la ley de la oferta y la demanda, tócale a las cooperativas desempeñarse compitiendo, a tal punto que para hacerlo en un nivel de igualdad muchas veces se agrupan la cooperativas de primer grado en cooperativas de segundo grado o federaciones o de tercer grado o confederaciones.

Estas circunstancias externas requieren capacitación de los empresarios solidarios, sin perder este carácter esencial.

Las cooperativas no tienen fin de lucro, como fin en sí mismo, pero en el mercado deben enfrentarse con las empresas que sí lo tienen. Por lo general en desventaja.

La responsabilidad empresarial de las entidades solidarias abarca la capacitación en marketing y en las condiciones en que deben dar la lucha. Mantener programas de permanente actualización en todo cuanto abarca la vida empresarial, en los distintos rubros de la economía, en lo tributario y lo financiero.

Su objetivo es permitir a quienes las integran producir, consumir, industrializar, trabajar, aunque con una filosofía humanista, en la administración de la economía, la que se transparenta con la democracia, ya que es cómo se interrelacionan los cooperativistas, participando en las asambleas y cuidando el desenvolvimiento del consejo de administración que son los órganos, conjuntamente con la sindicatura, que gobiernan la vida institucional y social de las cooperativas, en las que todos los asociados son responsables de todo, autogestionariamente.

Cuando éstos asumen este rol, las cooperativas pueden hacer frente a las adversidades extrínsecas y a las demandas organizativas internas, constituyendo la coraza suficiente para progresar poniendo la economía al servicio del hombre, actuando además como reguladora de precios justos en el mercado de la competencia insensible a las necesidades humanas.

por Pedro Aguer

 

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