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Tras 7 meses sin lluvia, la sequía puso en jaque la producción de naranjas de Diego en Colonia La Fraternidad

La región mesopotámica sufre un importante proceso de sequía que ha provocado graves pérdidas a la producción agropecuaria, forestal y citrícola. El citricultor Diego Canaglia de Colonia La Fraternidad, en el extremo noreste de Entre Ríos, nos cuenta cómo la falta de lluvias y las temperaturas extremas están afectando su producción de naranjas.

“Aquí andamos esperando la lluvia que se está haciendo a rogar”, es la respuesta casi previsible e ineludible de Diego Canaglia, citricultor de Colonia La Fraternidad en Departamento Federación, quien cuenta con una producción de unas 20 mil plantas de naranjas en 45 hectáreas.

“En mi caso particular, desde mediados de julio de 2021 que no llueve, hablo de una buena lluvia”, y agrega, “hasta ahora en febrero, es decir en 7 meses hemos tenido solamente alguna lluviecita esporádica de unos 15 mm, que para el citrus es poco porque son plantas de raíces profundas y necesitan mucha agua”. Una planta de naranja empieza a producir a partir del tercer año desde que fue implantada y la producción va aumentado año a año hasta alcanzar su punto máximo a los 10 años aproximadamente.

En cuanto al fenómeno de sequía la región mesopotámica sufre un importante proceso de sequía que ha provocado graves pérdidas a la producción agropecuaria, forestal y citrícola. Además, el fenómeno ha favorecido la proliferación de grandes incendios especialmente en Entre Ríos y Corrientes. Como explica el INTA Concordia “la sequía es un fenómeno temporal por el cual las precipitaciones son menores a las que normalmente se producen en una región determinada. Esto implica menor disponibilidad de agua en el aire, en la superficie y en el suelo y repercute directamente en el estado hídrico de las plantas. Las extraordinariamente bajas precipitaciones de diciembre dejaron gran parte del territorio argentino bajo sequía. Especialmente la región litoral que sufrió sequía extrema.”

El año 2021 se presentó como un año deficitario en términos de precipitaciones, en el noreste entrerriano solo llovieron 992,8mm, muy por debajo de la precipitación promedio anual de 1392,6mm. El proceso de sequía fue notablemente influenciado por el fenómeno de La Niña durante la primavera-verano al igual que en el 2020. De los 12 meses del año solo tres: enero, mayo y junio superaron los valores normales de precipitación. Destacándose las escasas precipitaciones de agosto y especialmente diciembre.

Cabe destacar que el 2021 comenzó con lluvias por encima de lo normal acompañando las lluvias de diciembre del año anterior luego de una primavera seca. Los siguientes tres meses: febrero, marzo y abril fueron deficitarios pero el exceso de diciembre-enero permitió transcurrir sin mayores problemas, las lluvias se recuperaron en mayo y junio permitiendo ingresar al invierno con buenas reservas de agua en el suelo. Desde julio las precipitaciones siempre estuvieron por debajo de lo normal, la acumulación de estos déficits hídricos provocó una sequía que llegó a su punto más agudo durante el mes de diciembre y que para el mes de enero de 2022 ha cumplido cinco meses y aún no ha terminado. Durante diciembre 2021 solo llovieron 2mm, lo que significó un récord histórico para la serie de mediciones 1967-2021 de la EEA INTA Concordia.

Diego cuenta en lo que respecta a la naranja de verano, “la tuve que vender a fábrica prácticamente regalada: a 3.50 o 4 pesos el kilo porque lamentablemente para el mercado no sirvió más,  se marchitó mucho y agarró gusto feo”, en cuanto a las plantas “están perdiendo mucha hoja, están muy marchitas, y se está quemando la fruta nueva, la de la actual campaña es decir la de este invierno”, y agrega, “encima al voltear mucha hoja el sol daña la fruta nueva porque queda más expuesta y también pierde tamaño, a todo esto y como si fuera poco los precios están de terror, no dan los números”, analiza el productor.

El bajo precio que recibe el productor por la fruta que cosecha y los altos valores que paga en la otra punta de la cadena el consumidor, lamentablemente es un problema histórico que atraviesa a todas las economías regionales. Un estudio del sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) analizó la cadena de valor de la naranja fresca desde el productor, ubicado en el caso de estudio en la localidad entrerriana de Chajarí, de los $69.8 en los que se vendió el kilo de cítrico dulce en CABA, que es un precio promedio de noviembre pasado, el 21.1% corresponde a ganancias; el 36.8% a costos y el 42.1% a impuestos y tasas.  Además, solamente 3 de los 4 eslabones que conforman la cadena lograron ganancias: el galpón de empaque obtuvo el 1.4% ; el mayorista 8.1% y el minorista 11.6%. El productor, fue el único que no tuvo ganancias, mientras que en el año 2020 había obtenido una ganancia del 3.9% del precio de venta final. Cabe destacar que la presión tributaria del Estado en sus tres niveles, en 2021 ascendió a 42.1% , cuando en el año 2020 había sido de 38.3%.

Se viene una campaña complicada

Según el citricultor esta sequía afectó no solo la última parte de la campaña de la naranja ya que ahora va a estar complicada toda la próxima campaña, “porque en todas las variedades vamos a tener poco tamaño o mucha fruta quemada por el sol, la planta se estresa y por más que llueva ahora ya no es lo mismo porque ya viene estresada, la verdad es que van a pasar varios meses para recuperar las plantas, es complicado es el tema porque es mucho tiempo de sequía”.

En las fotos, se puede apreciar una naranja que al apretarla con el dedo le queda un pozo, Diego nos explica “ya está desinflada por dentro, la planta empieza a vivir de la fruta”, y grafica, “la planta al no recibir lluvia le chupa el jugo de la fruta” y agrega “recorriendo la quinta también podés apreciar en el suelo las hojas que la planta está volteando”, el escenario es realmente muy triste y desolador.

Diego todavía no puede estimar las pérdidas, el panorama más claro se verá a la hora de la cosecha y aclaró “cada día se pone peor porque el sol y la seca no dan respiro” a una zona de la provincia de Entre Ríos que ha sido muy castigada por el clima.

El panorama no es muy alentador, se avizora que la fase Niña persistirá durante lo que resta del verano lo que permite suponer que las lluvias seguirán por debajo de los valores normales pese al alivio del mes de enero. Esto sumado a las altas temperaturas previstas hacen necesario extremar los recaudos frente a las posibilidades de incendios en la región, advierten los especialistas.

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