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Bailando entre los muertos

por Herminio Ludi

A los argentinos nos ocurre que creemos que desde 1810 y desde 1816, hemos roto totalmente con el yugo extranjero, y no es tan así. El peso del capitalismo foráneo continúa haciendo de las suyas con nuestras menguadas posibilidades de liberación plena y total. Nosotros nos mofamos de ser un país libre y soberano, pero la influencia de los de afuera nos maneja como si algo tuviese que ver con nuestra castigada patria Argentina. Los trabajadores a sueldo siguen – excepto ralas ocasiones – siendo el “último orejón del tarro” -. Y si alguien quiere respondernos rechazando lo que decimos, recurramos a lo que ha sucedido (y sucede aún) con los autoacuartelamientos de la policía de Córdoba, e igualmente de otros estados provinciales. Estos acuartelamientos (o alzamientos) de los guardianes del orden trajo, consecuentemente, como todos lo sabemos, el aprovechamiento de los rateros, quienes se dedicaron a saquear, a diestra y siniestra, comercios, casas de familia y todo lugar donde les resultare, y les resulte posible entrar como dueños y señores, hasta que, por fin, la policía, después de negociaciones con gobiernos de provincias empobrecidas, consiguieron los aumentos salariales que esperaban desde tiempos inmemoriales.

Nadie ignora, tampoco, que hubo duros y fatales enfrentamientos entre los uniformados con los vándalos, lo mismo entre civiles contra civiles, es decir los saqueadores enfrentados con los propietarios de esos comercios asaltados, o con familias que, arma en mano, defendieron (y defienden) sus pertenencias. Es lógico, triste y trágico, tener que manifestar que en esos incidentes, murieron numerosos civiles, para algunos informantes, muchos más de los que admite el oficialismo. También murieron policías que actuaron en esas contingencias. Paralelamente a estos hechos vergonzosos para el gobierno, se nos fue de este mundo, uno de los más(o tal vez el más) extraordinario hombre de la civilidad del mundo, que lucho por la unión de su Sudáfrica, que sufrió 27 años de promiscua cárcel, por oponerse al aparteith que propugnaba el nazismo cruel y sin alma. Y nosotros, los Argentinos – sin ruborizarnos – enviamos a los funerales de esa grande personalidad que fue, y seguirá siendo Nelson Mandela, al funcionario del gobierno más despreciable, pues estaba y está procesado por ser acusado de negocios ilícitos: Allá fue, pues, el no tan “amado” Boudou, quien, a la sazón, desempeña nada menos que la vice presidencia de la República.

Empero, nos falta lo más sabroso de esta triste historia, ya que también, paralelamente, y como una ironía del destino, debíamos celebrar los 30 años de la recuperación de la vida institucional de nuestra patria:¡Sí, justamente el día 10 de este mes de Diciembre, se debió celebrar (y no festejar) dadas las circunstancias que se vivían en esos días, el trigésimo aniversario de una batalla democrática que se ganó con sangre y dolor patriótico! Pero ese día – el diez de Diciembre – nuestra presidenta, en lugar de celebrar esa fecha histórica, y repudiar lo que, en esos mismos momentos estaba ocurriendo, bailó y se divertía como si hubiese estado en tiempos de carnaval: Por eso el título de esta columna, que responde a, BAILANDO ENTRE LOS MUERTOS. Aquí el baile y la jarana, y allí nomás los velorios y los entierros de los muertos que no son, precisa y desgraciadamente, “LOS MUERTOS QUE VOS MATAIS, GOZAN DE BUENA SALUD”, como reza un viejo dicho. Y no gozan de buena salud, porque estos muertos, están muertos de verdad, provocando un infinito dolor en sus familiares, en sus amigos y en sus vecinos.

No por reiterado vamos a causar tedio a alguien. Yo ya he manifestado, antes de hoy, que lo peor está por venir. Lo digo, porque quiero contribuir a la paz, a la normalización de la República, puesto que es verdad lo que también he afirmado antes de ahora: “SE HA PERDIDO LA PAZ”. Y cuando sostengo que lo peor está por venir, lo hago porque ahora despertarán todos los gremios, pidiendo iguales sueldos que la policía. Es decir que no van a hacer otra cosa que pedir lo justo, ya que también es cierto lo que decimos al comienzo de esta columna, o sea que los trabajadores a sueldo siguen siendo el último orejón del tarro. Entonces ahora, tendrán que darles lo que se les ha estado negando durante décadas (o siglos). Y aquí nos preguntamos ¿con qué recursos se podrán afrontar semejantes montos de dinero? ¿Por qué, como lo hemos propuesto siempre, el gobierno no fue aumentando progresivamente los jornales de los trabajadores en relación de dependencia, hasta llegar a los importes que hoy reclaman? ¿Por qué, simultáneamente, no se controla la inflación, para que los aumentos, mes tras mes, sean reales y no una ilusión que muere a los pocos días? Concedidos los aumento en forma progresiva, no se sufriría el impacto que ahora sobrevendrá: El gobierno ni nadie podrán afrontar esas justas obligaciones, y es, entonces, que los reclamos y los disturbios aumentarán en forma peor que lo que ocurre en estos momentos.

HERMINIO ENRIQUE LUDI. Columna para “MUNDO RURAL” del día Jueves 19/12/2013.
VIALE

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