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Bonos de carbono: las prácticas verdes podrían ser un buen negocio para la ganadería

La ecología y los buenos negocios no necesariamente deben estar en veredas opuestas. Más aún, prácticas ambientalmente amigables aplicadas en el sector ganadero podrían traer una solución a los problemas de liquidez que presenta actualmente el sector.

Las prácticas ambientales aplicadas en el sector ganadero podrían traer una solución a los problemas de liquidez que presenta actualmente, según analizan la consultora Big River y el Mercado Ganadero Rosgan, deslizando que la ecología y los buenos negocios “no deben estar en veredas opuestas”.

Dichas buenas prácticas tienen que ver con la elaboración de proyectos que permitan reducir gases de efecto invernadero y/o capturarlos. “A través de ellas, además de colaborar con el medio ambiente, podrían generar ingresos por dos vías diferentes: una de ellas es a través de la venta de los bonos de carbono obtenidos tras la aplicación de estos proyectos. La otra fuente de ingresos proviene del ahorro y/o venta de energía renovable autogenerada a través de la biomasa”, destacaron.

El sector ganadero es uno de los sectores más señalados por ser uno de los principales contribuyentes a la emisión de gases de efecto Invernadero (GEI). La ganadería, se estima que emite tres tipos de GEI -Metano (44%), Óxido Nitroso (29%) y Dióxido de carbono (27%)- siendo el gas metano el mayor responsable, no sólo por su participación mayoritaria sino también por el grado de contaminación que produce, muy por encima del dióxido de carbono.

Desde Rosgan y Big River señalan que “también es cierto que el campo, a diferencia por ejemplo de la industria, resulta un gran receptor de gases, determinando un balance que podría debatirse incluso si éste llega a ser positivo para el medio ambiente”.

De todos modos, sostienen que las prácticas que se apliquen para son positivas para el planeta e incluso pueden ser “una buena noticia para las finanzas de la empresa que las aplique”.

Nuestro país no es un país firmante del Protocolo de Kioto (donde los países firmantes se comprometen a reducir la emisión de gases), pero participa en el mercado de carbono a través del Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL), previsto también en el Protocolo de Kioto (PK).

Sobre el mecanismo

Este mecanismo consiste en promover la realización de proyectos de reducción y/o absorción de emisiones de gases en países no firmantes que serán retribuidos a través de los Certificados de Reducción de Emisiones (CERs).

Para obtener esos certificados, las empresas – entre las que podrían estar empresas agropecuarias argentinas deben presentar proyectos para reducir y/o absorber la emisión de gases invernaderos.

“En relación al sector ganadero, entre algunas de las actividades que podrían llevarse a cabo, podemos citar al manejo de praderas, generación de energía renovable a través del manejo de estiércol, incremento de la resistencia a enfermedades, mejora de la calidad del forraje y, entre los avances más recientes, la incorporación de evaluaciones genómicas que permitan la selección de animales menos proclives a tener altos niveles de bacterias productoras de metano”, señalaron.

Los bonos de carbono representan el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono. Es decir, estos certificados son obtenidos por quienes reducen la emisión de gases de efecto invernadero o capturan carbono y se los venden a firmantes del PK y necesitan emitir gases por encima del límite permitido. De esta manera, se mantiene el balance establecido como objetivo en el protocolo.

Para llevar a cabo estos proyectos, existen numerosos programas a nivel local e internacional que acompañan a los mismos a través de asistencia técnica como así también financiera.

“El incremento de precio que han experimentado estos certificados, especialmente desde principios del 2018 sumado a los diversos proyectos de asistencia a nivel nacional e internacional, los convierten en alternativas de colocación muy atractivas. Adicionalmente, si los proyectos se basan en la generación de energías renovables, se abre la puerta a otro negocio referido al ahorro y/o venta de la energía autogenerada”, indican desde Rosgan y Big River.

“Los certificados se negocian como todo título valor, primero en un mercado primario a través del sistema de licitaciones y luego en el mercado secundario a través de las Bolsas que listan estos productos”, agregaron.

“Hoy el sector se encuentra sumergido en presiones financieras que pueden despertar la perspicacia para encontrar soluciones inteligentes. Una de estas podría ser sumarse a la ola verde; las condiciones de mercado (precios en alza), las nuevas legislaciones a nivel nacional en materia energética y el gran potencial del sector ganadero para implementar estas prácticas, son razones suficientes como para, al menos, detenerse a estudiarlo”, finaliza el análisis.

Fuente: Rosgan / Big River Arg.

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