Dios en la Tierra

Hoy es fiesta de San Gil, abad y eremita

Domingo 1 de septiembre de 2019.22° Domingo durante el Año. Mensaje de audio con reflexión del Padre Alfredo Nicola.

Libro de Eclesiástico (3, 17 – 18. 20. 28 – 29).

Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor,
porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes.
No hay remedio para el mal del orgulloso, porque una planta maligna ha echado raíces en él.
El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento.

Salmo 68 (67), 4 – 5. 6 – 7. 10 – 11.
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
¡Canten a Dios,
entonen un himno a su Nombre!
¡Ábranle paso al que cabalga sobre las nubes!

Su Nombre es «el Señor»:
¡griten de alegría en su presencia!
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos,

mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.
Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:
tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;
allí es estableció tu familia,
y tú, Señor, la afianzarás
por tu bondad para con el pobre.

Carta a los Hebreos
(12, 18 – 19. 22 – 24).

Hermanos:
Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad,
sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando.
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne,
a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección, a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.

Evangelio según San Lucas
(14, 1. 7 – 14).

Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
“Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: ‘Déjale el sitio’, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate más’, y así quedarás bien delante de todos los invitados.
Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado”.
Después dijo al que lo había invitado: “Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!”.

Propósitos

Trabajemos lo de sentirse invitado a estar más cerca y veamos cómo podemos vivirlo en la semana. Proponerse un acto de humildad bien concreto para cada día.
¡Amén y adelante! Buen domingo…

P. Alfredo Nicola
(Argentina)

Hoy es fiesta de San Gil, abad y eremita

San Gil fue un abad benedictino y eremita de origen griego que vivió entre los siglos VI y VII. Algunas devociones populares resaltan su bondad cristiana, misericordia, delicadeza que demostraba con los pecadores y la llamada a la conversión.

Se le consideró uno de los “14 santos auxiliadores”, es decir, que formó parte de un culto de origen germánico que consideró a estos santos como célebres por haber sido eficaces al responder a las invocaciones de los fieles.

Nació en Atenas en el seno de una familia noble, pero repartió su rico patrimonio a los pobres y decidió establecerse en Provenzal, al sur de Francia, para dedicarse a la vida de oración.

Según la tradición, en Francia sanó a muchos enfermos de fiebres, parálisis, mordeduras, convirtió tierras de estériles a fértiles, repartió alimentos a los pobres, resucitó muertos, sanó niños, etc. Cansado de tanta fama y veneración pública se internó en un bosque, cerca de la desembocadura del río Ródano y se volvió eremita.

Un día en que andaba de cacería, el rey Childeberto I –otros dicen que fue Carlos Martel– descubrió a San Gil en su ermita y con el propósito de ayudarlo le hizo construir en ese mismo paraje un monasterio donde fue el primer abad.

Pronto el lugar se convirtió en centro de peregrinaciones al que la gente acudía para que el santo le remediase los males del alma y del cuerpo. Sin embargo, San Gil, añorando la soledad, se dirigió al Pirineo catalán, donde a los 84 años de edad murió santamente el año 720.

A este santo se le atribuyen algunos milagros y fue llamado por la sociedad “Abogado de los pecadores”, específicamente por haber ayudado en su conversión de un rey; “Protector de pobres, tullidos, arqueros”, por haber sido herido por una flecha; “Abogado contra el miedo y el incubo”, por ayudar a una cierva en peligro; y “Defensor contra las enfermedades del cáncer y la epilepsia”, llamada “mal de San Gil”.

Goza de gran devoción. Las iglesias, hospitales, altares e imágenes hechas en su honor suelen verse en Francia, España, Inglaterra, Polonia, Italia, Alemania, etc.

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