Dios en la Tierra

Hoy es la fiesta de Teresa de los Andes, la primera santa carmelita de América

Sábado de la decimocuarta semana del Tiempo Ordinario. El santoral recuerda a Santa Teresa de los Andes y SAn Enrique. Comentario del día : San Ambrosio. Manifestarse a favor de Cristo delante de los hombres.Evangelio según San Mateo 10,24-33.

Jesús dijo a sus apóstoles:

“El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño.

Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa!

No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido.

Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas.

No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.

¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo.

Ustedes tienen contados todos sus cabellos.

No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros.

Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo.

Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.”

Amén

Hoy es la fiesta de Teresa de los Andes, la primera santa carmelita de América

Hoy 13 de julio la Iglesia celebra a Santa Teresa de los Andes, quien con solo 20 años se convirtió en la primera chilena y carmelita americana en llegar a los altares.

Este día y al acercarse al centenario de su muerte, el Santuario de Santa Teresa de Los Andes en Chile iniciará un año jubilar, permitiendo a los peregrinos obtener la indulgencia plenaria hasta el 13 de julio de 2020, en la medida que cumplan con las condiciones habituales de la confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.

Juanita Fernández Solar nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia cristiana y de buena situación económica. Desde los seis años asistía con su mamá a Misa diaria y recibió la Primera Comunión el 11 de septiembre de 1910.

Desde ese primer encuentro con Jesús Eucaristía, Juanita se propuso comulgar todos los días para pasar largo rato con Dios. También desde su niñez sembró una profunda devoción a la Virgen María.

Estudió en el colegio del Sagrado Corazón y a los 14 años Dios le manifestó que quería su corazón solo para Él.

Pese al gran afecto que tenía por su familia, Juanita decidió hacer los tres últimos cursos de estudio en régimen de internado, como medio de entrenamiento para la separación definitiva al descubrir su llamado a la vida contemplativa en las Carmelitas Descalzas de Los Andes.

Ingresó al convento el 7 de mayo de 1919, a los 19 años de edad y adoptó el nombre de Teresa de Jesús con el propósito de “sufrir y orar” para mejorar y purificar al mundo.

Sin embargo, no alcanzó a vivir un año en el convento, pues murió el 12 de abril de 1920 de tifus y difteria.

Tras su muerte, sus compañeras carmelitas aseguraban que había entrado ya siendo una santa, puesto que su carrera hacia la santidad la comenzó mucho antes de ingresar al Carmelo, incluso antes de su Primera Comunión.

“Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca”, solía decir la joven Teresa sobre su constante anhelo de configurarse con Él.

Según sus biógrafos, tuvo una vida normal pero colmada de una madurez capaz de integrar armoniosamente lo divino y lo humano, a través de la oración, los estudios, las tareas del hogar y el deporte, ya que destacaba en la natación y equitación.

Fue beatificada por San Juan Pablo II en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987, y canonizada por el mismo Pontífice en Roma el 21 de marzo de 1993.

El milagro que permitió su canonización ocurrió el 7 de diciembre de 1988, cuando una alumna del Colegio Las Condes, Institución Teresiana, sufrió un grave accidente en el paseo de fin de año escolar.

Cuando se bañaba en la piscina del estadio del Banco Chile, Marcela Antúnez Riveros sufrió asfixia por inmersión. Fue sacada del agua después de al menos 5 minutos, cianótica y sin ningún signo vital.

Mientras la sometían a la prácticas de reanimación, dos apoderados y un grupo de alumnas pidieron fervorosamente la intervención de Santa Teresa de los Andes. Pese al diagnóstico de daño cerebral irreversible, la joven se recuperó rápidamente.

Después de tres días de hospitalización, Marcela salió de la Clínica Alemana sin la más mínima lesión cerebral, ni traumas y fue una alumna destacada en sus estudios.

Hoy, el santuario dedicado a Santa Teresa de Los Andes, ubicado en la provincia de Los Andes, es visitado todos los meses por miles de fieles, especialmente en octubre cuando se realiza la peregrinación juvenil de 27 kilómetros.

Hoy es la fiesta de Enrique II, único emperador declarado santo por la Iglesia

San Enrique II fue un rey alemán y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico entre el año 1014 y 1024; asimismo ha sido el único emperador declarado santo por la Iglesia Católica.

Es nieto de Carlomagno, y el último del linaje del emperador Otón I y de la dinastía sajona. También se le considera el más grande apóstol de la paz en los primeros 20 años del siglo XI y uno de los más destacados promotores de la civilización occidental, colaborando a la labor del Papado y de los monjes de Cluny.

Su santidad se fue cultivando desde pequeño al contar con una vasta familia religiosa. Su hermano Bruno fue Obispo, su hermana Brígida fue monja. Mientras que la otra hermana, Gisela, fue esposa de San Esteban, rey de Hungría.

San Enrique nació el 6 de mayo del 973 y sus padres fueron Enrique II el Pendenciero, duque de Baviera, y Gisela, hija del duque Conrado de Borgoña. Esta última lo confió desde muy joven a San Wolfgan, Obispo de Ratisbona, que formó su inteligencia y su voluntad con una esmerada educación cristiana y sólida piedad.

Tras la muerte de su padre heredó el ducado en el 995; y al morir su primo, el Emperador Otón III, sin dejar herederos, los príncipes electores juzgaron que ningún otro estaba mejor preparado para para ser rey Alemania que él. De esta forma fue elegido como soberano en 1002.

Doce años más tarde luego de consolidar sus fronteras sosteniendo campañas militares contra el Principado de Polonia; luchar contra los bizantinos; y restituir en el cargo al Papa Benedicto VIII; Enrique II fue coronado como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico junto con su esposa Santa Cunegunda en la basílica de San Pedro, en Roma.

Enrique II era llamado “el piadoso” porque siempre buscó extender la religión cristiana y el amor hacia Cristo.

Para conceder como esposa a su hermana Gisela al rey Esteban de Hungría, le puso como condición a dicho mandatario que propagara el catolicismo por todo su reino, lo cual cumplió de forma admirable.

Por todas partes levantaba templos, construía conventos para religiosos y apoyaba a cuantos se dedicaban a evangelizar.

Murió repentinamente el 13 de julio de 1024 a los 51 años y fue canonizado en el 1146 por el Papa Eugenio III. Pocos reyes tuvieron en vida tan buena fama, y muchos menos fueron venerados y gozaron del amor de sus súbditos como el nieto de Carlomagno.

 

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