Dios en la Tierra

Hoy se celebra a Santa Juana de Arco y San Fernando

30 Mayo. Lunes de la 7ª semana de Pascua. El santoral recuerda a Santa Juana de Arco.

Santa Juana de Arco, mística, heroína y mártir adolescente

Hoy, 30 de mayo, la Iglesia Católica celebra a Santa Juana de Arco, campesina, heroína y mística francesa del s. XV. Durante muchos siglos su figura fue motivo de controversia hasta que, gracias a una mirada más amplia y fidedigna, la “Doncella de Orleans” fue reivindicada y su santidad reconocida.

A pesar de lo breve de su vida -murió a los 19 años- Juana comprendió perfectamente algo que a la mayoría de seres humanos nos es esquivo: que siendo nuestra naturaleza frágil y débil, también es capaz, con la gracia de Dios, de alcanzar las cumbres de la virtud y la nobleza de espíritu.

Santa Juana de Arco se hizo instrumento en las manos de Dios para cambiar los corazones de muchos, quienes dejando de lado miedos y mezquindades fueron capaces de dar lo mejor de sí para defender los dones recibidos de Dios. Basta recordar las palabras de la santa frente a quienes la condenaron a muerte: “Yo no he hecho nada que no me haya sido ordenado por Dios o por sus ángeles”.

Símbolo de una nación

Hoy, Santa Juana de Arco es reconocida como Patrona de Francia. No podía ser de otra manera pues la santa desempeñó un papel decisivo como lideresa de su nación y protectora de la fe de su pueblo. En los momentos más difíciles, Juana fue testimonio del poder de la oración y del amor a la Iglesia, incluso a riesgo de perder la vida.

Santa Juana de Arco nació en 1412 en Domrémy (Francia). Fue una niña pobre, pero que recibió el más grande tesoro: la fe en Jesucristo. A pesar de su juventud, supo establecer una relación cercana y profunda con el Señor. Fue una niña piadosa, dada a la oración y a la asiduidad con los sacramentos; siempre dispuesta a servir a quienes tenían menos que ella. En el seno familiar, adquirió los pilares de su vida: la solidaridad y la acogida, el amor al campo y al pastoreo. Como en su pueblo era frecuente el paso de peregrinos, a Juana se le solía ver tratando a los viajeros con amabilidad y caridad cristiana.

La vida del cristiano es una “milicia”

La apacible vida de Juana dio un giro violento cuando Inglaterra invadió Francia. Las ciudades y pueblos franceses iban cayendo uno tras otro y Carlos VII, el Delfín francés, parecía incapaz de poder contener la invasión. Sus continuos fracasos mellaron la imagen del príncipe y fueron percibidos como una prueba de que todo estaba perdido.

En ese contexto, Santa Juana, con sus precoces catorce años, inicia su itinerario espiritual. Encuentra en la oración la fuerza que necesitaba para verse fortalecida y poder acompañar a quienes tenía cerca. Mientras el pesimismo asfixiaba el corazón de muchos, el suyo se ensanchaba de confianza en Cristo gracias a la oración. De pronto empezó a tener experiencias místicas. A Juana se le aparecen San Miguel Arcángel, Santa Catalina de Siena y Santa Margarita, quienes le encomiendan, en nombre de Dios, “salvar a Francia”. Ella entiende que es la Providencia divina quien la ha elegido, así que emprende el camino para encontrarse con Carlos VII.

“Sierva de Orleans”

Después de superar muchos obstáculos, Juana consigue ser recibida en audiencia por el Delfín francés. Se dice que este se hizo pasar de cortesano para desconcertarla, pero ella lo ubicó rápidamente y le habló con autoridad. Cuán persuasivo habrá sido el discurso de Juana ante la corona que el Delfín acepta enviarla con sus tropas. Entonces, Juana parte al mando de la expedición que enfrentaría a los ingleses en la ciudad de Orleans.

Así, llegó el día en el que el ejército francés se topó con el invasor. Antes de la batalla, Juana se puso al frente de las huestes reales. Sobre su caballo arengó a los hombres, llena de confianza en Dios, mientras portaba un estandarte con los nombres de Jesús y María.

Después del arduo enfrentamiento, la ciudad de Orleans fue recuperada. Juana había conseguido un triunfo contundente que atribuyó a la mano de Dios. Gracias a esa victoria la figura del Delfín se fortaleció, y este pasaría a ser coronado rey, con el nombre de Carlos VII. Santa Juana había concluido con éxito la misión que Dios le había confiado.

La hoguera

Lo que sucedería después estuvo muy lejos de la victoria militar definitiva. La desazón que esta situación generó produjo tensiones entre la santa y la realeza. Poco después Juana sería apresada en el campo de batalla por los borgoñones -aliados de los ingleses-, quienes la vendieron al ejército invasor. Para acabar con ella, es sometida a un juicio sumario, acusada de hechicería y herejía. Los jueces no le concedieron el derecho a defensa y solo se limitaron a determinar que las experiencias místicas de Juana habían sido en realidad revelaciones diabólicas. El castigo era la pena de muerte.

Santa Juana de Arco sería condenada a la hoguera por hereje y renegada. El 30 de mayo de 1431 fue conducida a la plaza del mercado de Rouen donde tendría lugar su martirio y ejecución. Santa Juana murió mirando la cruz que se alzaba frente a ella, repitiendo con firmeza el santo nombre de Jesús. Tenía tan solo 19 años.

La luz de la justicia

El Papa Calixto III, años más tarde, nombró una comisión para examinar lo sucedido con Juana. Lamentablemente, la Universidad de París, que se arrogaba el derecho de control sobre los asuntos pontificios, y cuyos miembros apoyaron al último antipapa, Félix V, contribuyó al descrédito en el que cayó la santa. Pasarían muchos siglos para que su imagen quede rehabilitada plenamente.

Cabe subrayar que la espada de Juana jamás se tiñó de sangre, su liderazgo fue siempre espiritual: durante las batallas se mantuvo rezando, sostenida de su estandarte.

Por otro lado, Juana de Arco, con su lucha, salvó a Francia de quedar anexada a Inglaterra, con lo que se habría visto envuelta en el cisma de Enrique VIII y la Iglesia anglicana, acontecido tiempo después.

Santa Juana de Arco finalmente fue canonizada por Benedicto XV en el año 1920.

Santa Juana de Arco: Este sería el retrato de la mártir francesa

En el 2017 dos especialistas brasileños presentaron un trabajo de reconstrucción que señala cómo habría sido la apariencia física de Santa Juana de Arco, la heroína y mártir francesa.

Aunque en las películas y en algunas obras de arte se le ha representado como una joven rubia de cabello largo, según los investigadores esta santa francesa era de una mujer con cabello oscuro y corto.

Ese corte de cabello era usado por los soldados en la época en que la santa luchó en el ejército de Carlos VII para salvar a Francia de los ingleses.

El trabajo de reconstrucción fue realizado en tres meses por el artista Marcelo Braga y por el periodista y especialista en reliquias de la Arquidiócesis de São Paulo, Fábio Tucci Farah. Además, las investigaciones previas demoraron otros seis meses.

En marzo de 2017, Tucci asumió la membresía de la Academia Brasileña de Hagiología, institución que se dedica a estudiar las cosas sagradas y la vida de los santos de la Iglesia Católica.

Cada miembro nombra a un santo como su patrón y él eligió a Santa Juana de Arco. Como un homenaje a su patrona, presentó la vasta investigación que hizo junto a Braga para realizar “el retrato artístico más fidedigno” de la santa.

Farah explicó que la reconstrucción facial se hace utilizando el cráneo. En ese sentido, recordó que los trabajos que reconstruyeron los rostros de Santa Rosa de Lima, la Madre Paulina, San Nicolás, entre otros.

Sin embargo, para el caso de Santa Juana de Arco, Tucci no contaba con el cráneo, pues ella “fue quemada y en un determinado momento su cráneo explotó por causa de la presión del vapor acumulado”.

Además, “sus restos fueron reunidos y lanzados al río Sena para evitar que se volvieran reliquias o fuesen utilizados para brujería”; y aunque se realizaron muchas representaciones de la santa, no se sabía cómo era su rostro.

Tucci señaló que “el 3 de marzo de 1431, cuando la santa estaba en la cárcel, uno de sus jueces le preguntó si ella se había mandado a hacer un autorretrato. Probablemente quería acusarla de presunción ya que ser retratado era un privilegio de los reyes, obispos y otras personalidades”.

“Juana respondió que en una ocasión había visto una pintura que se parecía a ella y que estaba firmada por un artista escocés. En 1429 otra probable imagen de Juana combatiendo a los ingleses estaba siendo circulada a la venta”; pero “ninguno de estos ‘retratos’ fue preservado”.

El especialista dijo que entre las imágenes que se conservan, “los estudiosos señalan que la más antigua y fiel de la santa es una ilustración que aparece en la obra Le Champion des Dames, que data del año 1440, pero que es póstuma”.

Otra de estas imágenes “lamentablemente no fue realizada por alguien con dotes artísticos. Se trata de un esbozo en el margen de un documento hecho por un escribano del Parlamento de París el 10 de mayo de 1429”.

Además, “entre tres y siete décadas después de la muerte de Juana se construyó un monumento sobre el puente de Tourelles, en Orleans”. En este la santa aparece arrodillada, con la cara redonda y el cuello corto.

Sobre esta representación, Farah comentó que hay un error: “Juana no tenía el cabello largo cayendo sobre sus hombros. Lo usaba bien corto, como los soldados”.

El periodista afirmó que la primera estatua de la santa fue destruida en 1792. Sin embargo, había una copia en la Catedral de Saint-Étienne de Toul, que “fue erigida bajo los auspicios de uno de los descendientes de la familia d’Arc: Claude Hordal”.

Por ello, “es razonable suponer que, entre los modelos disponibles, él haya escogido lo más fiel a la imagen de su ilustre antepasada”.

Asimismo, décadas más tarde, el sobrino de Santa Juana de Arco, Etienne Hordal, mandó a hacer una réplica de esta efigie para un oratorio en la ciudad natal de la mártir.

En esa imagen, la santa tenía dos características particulares: “Además de sus cabellos cortos, ya mencionados anteriormente, estos no eran rojos o rubios, como sugería la escultura en Domrémy (el lugar donde nació). Juana era morena”.

Esa representación fue la base para el proyecto de Fábio Tucci Farah y Marcelo Braga que resultó en “el retrato artístico más fidedigno” de la santa.

Por otro lado, Tucci Farah también compuso una oración en honor a la Santa. El Arzobispo de São Paulo (Brasil), Cardenal Odilo Pedro Scherer, la aprobó en marzo de 2018. Este es el texto completo de la plegaria:

Santa Juana, desde pequeña escuchaste el llamado del Reino de los Cielos. Toca en mis oídos para que yo también oiga la voz de lo alto. Y acoge, sin tibieza, las misiones que el Señor me confía.

Con tu espada líbrame de los enemigos del alma. Que la sombra de tu estandarte me proteja de los golpes traicioneros y cuida de mis heridas. Toca mis ojos para que, como tú, vea a los hermanos desamparados y oprimidos. Y sé mi líder en las justas batallas para socorrerlos.
Santa Juana, toca en mis labios para que yo profese con la sabiduría del Espíritu las verdades de la fe. Y que sepa defenderlas de los ataques de los sabios de este mundo. Que mi testimonio pueda ahuyentar a los lobos y traer a las ovejas perdidas de vuelta al rebaño de Cristo.
Toca en mi corazón para que siempre se mantenga leal al Reino del Cielo. Que yo nunca reniegue de mi cruz. Y que tenga el coraje de llevarla, si es necesario, hasta el más doloroso martirio.
Santa Juana, intercede por mí para que, al final de mi peregrinación por este mundo merezca alcanza la Patria Celeste. Y, a tu lado, pueda unir mi voz al coro de los ángeles y de los santos en la glorificación eterna de Nuestro Señor”.
Puede conocer más sobre la vida de Santa Juana de Arco AQUÍ.

Traducido por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en ACI Digital.

Hoy es la fiesta del rey San Fernando III, patrono de los gobernantes y protector de los desvalidos

Cada 30 de mayo se celebra también la fiesta del rey San Fernando III, patrono de España. San Fernando fue un hombre de una fe inmensa. Como gobernante actuó inspirado siempre en los valores cristianos, lo que contribuyó enormemente al engrandecimiento de su nación.

Su vida puede ser entendida a través de sus propias palabras, pronunciadas antes de morir: “Señor, desnudo salí del vientre de mi madre, la tierra, y desnudo me ofrezco a ella. Señor, recibe mi alma entre tus siervos”.

San Fernando nació en la España de finales del siglo XII, en 1198. Durante su reinado unificó los reinos de León y Castilla, lo que favoreció de manera efectiva a los cristianos que se mantenían en lucha contra el invasor musulman. Los árabes ocupaban en ese tiempo gran parte de la Península Ibérica. Finalmente, Fernando III liberó las regiones de Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y Sevilla.

El gobernante debe ser servidor

Exitoso en la guerra y moderado en la paz, San Fernando III fue un hombre piadoso, hincado de rodillas frente a Dios y preocupado por el bienestar de sus súbditos. El rey se definía a sí mismo como “siervo de la Virgen María” y estaba convencido de que todo reino en la tierra debía ser anticipo del Reino de Dios.

Fundó las universidades de Salamanca, Palencia y Valladolid. Inició la construcción de las catedrales de León, Toledo y Burgos. Perteneció a la Tercera Orden de San Francisco, llevó siempre consigo una imagen de la Virgen María y no tuvo temor de hacer penitencia pública cuando fue necesario.

Se casó dos veces. La primera vez con Beatriz de Suabia, que le dio diez hijos. Luego de enviudar, contrajo matrimonio con María de Ponthieu, con quien tuvo cinco hijos más. Su hijo mayor, Alfonso X, fue conocido como “Alfonso el sabio”; mientras que su hija Eleanor contrajo nupcias con Eduardo I de Inglaterra.

Patronazgo

San Fernando III partió a la Casa del Padre el 30 de mayo de 1252 y fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X. Se le considera Patrono de España, título que ostenta junto al apóstol Santiago. También se le considera “protector de cautivos, desvalidos y gobernantes”, y muchas instituciones en España y América llevan su nombre o están bajo su patronazgo.

Fuente: ACI

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