Dios en la Tierra

Hoy es Fiesta de San Juan de Ribera

19 Enero. Martes de la segunda semana del Tiempo Ordinario. El santoral recuerda al Beato Marcelo Spínola y Maestre, a San Ábaco y San Juan de la Ribera.

Carta a los Hebreos 6,10-20.

Hermanos:
Dios no es injusto para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que tienen por su Nombre, ese amor demostrado en el servicio que han prestado y siguen prestando a los santos.
Solamente deseamos que cada uno muestre siempre el mismo celo para asegurar el cumplimento de su esperanza.
Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, como no podía jurar por alguien mayor que él, juró por sí mismo,
diciendo: Sí, yo te colmaré de bendiciones y te daré una descendencia numerosa.
Y por su paciencia, Abraham vio la realización de esta promesa.
Los hombres acostumbran a jurar por algo más grande que ellos, y lo que se confirma con un juramento queda fuera de toda discusión.
Por eso Dios, queriendo dar a los herederos de la promesa una prueba más clara de que su decisión era irrevocable, la garantizó con un juramento.
De esa manera, hay dos realidades irrevocables -la promesa y el juramento- en las que Dios no puede engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece.
Esta esperanza que nosotros tenemos, es como un ancla del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo,
allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.

Salmo 111(110),1-2.4-5.9.10c.

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión y en la asamblea de los justos.
Grandes son las obras del Señor:
los que las aman desean comprenderlas.

Él hizo portentos memorables,
el Señor es bondadoso y compasivo.
Proveyó de alimento a sus fieles
y se acuerda eternamente de su alianza.

Él envió la redención a su pueblo,
promulgó su alianza para siempre:
Su Nombre es santo y temible.
¡El Señor es digno de alabanza eternamente!

Evangelio según San Marcos 2,23-28.

Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar.
Entonces los fariseos le dijeron: “¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?”.
El les respondió: “¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre,
cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?”.
Y agregó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.
De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado”.

Amén

Hoy es Fiesta de San Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia

San Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia y Patriarca de Antioquía entre finales del siglo XVI e inicios del XVII, fue una figura muy importante de la restauración espiritual de la España de la contrarreforma. Desde la Arquidiócesis de Valencia contribuyó enormemente al espíritu de renovación católico mediante la aplicación de las directrices del Concilio de Trento. Por ese motivo, el Papa San Pio V, promotor de la contrarreforma, lo llamó “lumbrera de toda España”.

Juan de Ribera -o de Rivera- nació en Sevilla en 1532. Su padre ostentaba los títulos de duque de Alcalá y marqués de Tarifa, y ocupó el cargo de virrey de Cataluña y Nápoles; mientras que su madre, también de origen noble, murió cuando él era todavía muy pequeño.

Recibió la tonsura clerical en 1544 y marchó a estudiar a la Universidad de Salamanca, la más prestigiosa que existía en ese entonces en España, con los célebres teólogos Melchor Cano y Domingo de Soto.

En 1562, cuando era un joven sacerdote, fue nombrado Obispo de Badajoz por pedido del Papa Pío IV. En aquella diócesis trabajó arduamente por el fortalecimiento de la fe a través de la enseñanza de la doctrina católica, de manera que los fieles pudiesen resistir la influencia del incipiente protestantismo que amenazaba con extenderse en España. San Juan le dio mucha importancia a la catequesis, en la que encontraba el arma más eficaz para dar a conocer la verdad.

Fue un gran predicador pero, por sobretodo, un pastor al servicio de sus ovejas. Solía confesar por horas, llevar la comunión a los enfermos y atender cariñosamente a quienes buscaban consejo. Fue también un hombre desprendido. Siendo obispo, en una ocasión vendió el mobiliario y la loza de su propio comedor para asistir a los pobres con el dinero obtenido.

En 1568, el Papa le confirió el título de Patriarca de Antioquía y dos meses después le encargó el Arzobispado de Valencia. En esa sede trabajó durante 42 años ininterrumpidamente, hasta su muerte.

Escribió varias obras, entre las que destaca el Manuale Valentinum (1592). Entre 1569 y 1610, realizó 2715 visitas o acciones pastorales. Con el registro escrito de aquellas visitas se llenaron 91 volúmenes de actas que se conservan hasta hoy. Como muestra de su celo pastoral y su alma cuidadosa, organizó hasta siete sínodos arzobispales con sus párrocos y sacerdotes, siempre atento a las necesidades de las almas que Dios le confió.

San Juan de Ribera tuvo amistad con muchas de las figuras más importantes del catolicismo de aquellos tiempos, santos florecidos en defensa de la verdad de Cristo y de la Iglesia: San Juan de Ávila, San Luis Bertrán, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Pedro de Alcántara, San Pascual Bailón, San Salvador de Horta, San Alonso Rodríguez, Santa Teresa de Jesús, San Roberto Belarmino, San Lorenzo de Brindis, Beato Nicolás Factor, Beato Andrés Hibernón y Beato Gaspar Bono.

Falleció el 6 de enero de 1611 en el Colegio-Seminario de Corpus Christi. Fue canonizado por el Papa Juan XXIII el 12 de junio de 1960.

Hoy inicia la Novena a Santo Tomás de Aquino, patrono de la educación católica

El próximo 28 de enero la Iglesia celebrará la Fiesta de Santo Tomás de Aquino, religioso dominico y Doctor de la Iglesia que escribió la insigne obra “Suma Teológica”, considerado además Patrono de la educación católica.

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