Dios en la Tierra

Hoy se celebra a San Jerónimo

30 Septiembre. Miércoles de la vigesimosexta semana del Tiempo Ordinario. El santoral recuerda a San Jerónimo y a San Antonino Plasencia.

Libro de Job 9,1-12.14-16.

Job respondió a sus amigos, diciendo:
Sí, yo sé muy bien que es así: ¿cómo un mortal podría tener razón contra Dios?
Si alguien quisiera disputar con él, no podría responderle ni una vez entre mil.
Su corazón es sabio, su fuerza invencible: ¿quién le hizo frente y se puso a salvo?
El arranca las montañas sin que ellas lo sepan y las da vuelta con su furor.
El remueve la tierra de su sitio y se estremecen sus columnas.
El manda al sol que deje de brillar y pone un sello sobre las estrellas.
El solo extiende los cielos y camina sobre las crestas del mar.
El crea la Osa Mayor y el Orión, las Pléyades y las Constelaciones del sur.
El hace cosas grandes e inescrutables, maravillas que no se pueden enumerar.
El pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo.
Si arrebata una presa, ¿quién se lo impedirá o quién le preguntará qué es lo que hace?
¡Cuánto menos podría replicarle yo y aducir mis argumentos frente a él!
Aún teniendo razón, no podría responder y debería implorar al que me acusa.
Aunque lo llamara y él me respondiera, no creo que llegue a escucharme.

Salmo 88(87),10bc-11.12-13.14-15.

Yo te invoco, Señor, todo el día,
con las manos tendidas hacia ti.
¿Acaso haces prodigios por los muertos,
o se alzan los difuntos para darte gracias?

¿Se proclama tu amor en el sepulcro,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas,
o tu justicia en la tierra del olvido?

Yo invoco tu ayuda, Señor,
desde temprano te llega mi plegaria:
¿Por qué me rechazas, Señor?
¿Por qué me ocultas tu rostro?

Evangelio según San Lucas 9,57-62.

Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”.
Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.
Y dijo a otro: “Sígueme”. El respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”.
Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”.
Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

Amén

Hoy se celebra a San Jerónimo, traductor de la Biblia y Doctor de la Iglesia

“Ama la sagrada Escritura, y la sabiduría te amará; ámala tiernamente, y te custodiará; hónrala y recibirás sus caricias” San Jerónimo.

Eusebio Hierónimo​, conocido como San Jerónimo (c. 340 – 420), es uno de los Padres de la Iglesia, al lado de San Agustín, San Ambrosio y San Gregorio. También tiene el título de doctor de la Iglesia. Fue el gran traductor de la Biblia de la antigüedad, y quien, por la pulcritud en el conocimiento de la Escritura y las lenguas antiguas, ha marcado para siempre la tradición exegética de la Iglesia católica. Su fiesta se celebra cada 30 de septiembre.

San Jerónimo nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340. Estudió en Roma y allí fue bautizado. Luego se trasladaría a Oriente, donde fue ordenado presbítero. Después de retornar a Roma se convirtió en secretario del Papa Dámaso. Por esa época, por encargo del Papa, empezó la traducción al latín -su lengua materna- de la Biblia. Como sabemos, los libros de las Sagradas Escrituras están originalmente escritos en tres grandes lenguas: el hebreo, el arameo y el griego.

A la traducción hecha por San Jerónimo se le conoce como “Vulgata” (“vulgata editio”, es decir “edición para el pueblo”), la que ha sido considerada por siglos como la versión oficial de la Biblia para la Iglesia Católica.

Jerónimo, en medio del proceso de traducción, se trasladó a Belén, con el propósito de conocer mejor y perfeccionar su hebreo. Vivió allí por varios años, dedicándose a escribir comentarios e interpretaciones de la Sagrada Escritura. De esta etapa surgieron la mayoría de sus grandes comentarios sobre una diversidad de pasajes bíblicos.

De acuerdo a la tradición, una noche de Navidad, después de que los fieles se fueran de la gruta de Belén, el Santo se quedó allí solo rezando y le pareció que el Niño Jesús le decía: “Jerónimo ¿qué me vas a regalar en mi cumpleaños?”. Él respondió: “Señor te regalo mi salud, mi fama, mi honor, para que dispongas de todo como mejor te parezca”. El Niño Jesús añadió: “¿Y ya no me regalas nada más?”. “Oh mi amado Salvador – exclamó Jerónimo- por ti repartí ya mis bienes entre los pobres. Por ti he dedicado mi tiempo a estudiar las Sagradas Escrituras… ¿qué más te puedo regalar? Si quisieras, te daría mi cuerpo para que lo quemaras en una hoguera y así poder desgastarme todo por Ti”. El Divino Niño le dijo: “Jerónimo: regálame tus pecados para perdonártelos”. El santo al oír esto se echó a llorar de emoción y exclamó: “¡Loco tienes que estar de amor, cuando me pides esto!”. San Jerónimo pudo decantar el amor de Dios así como el deseo de que le ofrezcamos un corazón humillado y arrepentido, que le pide perdón por las faltas cometidas.

San Jerónimo murió el 30 de septiembre del año 420. Por eso, cada mes de septiembre -en el que se celebra su fiesta litúrgica- la Iglesia promueve entre los fieles el conocimiento y amor a la Biblia.

El Papa Benedicto XVI, en la audiencia general del 7 de noviembre de 2007, recordó las palabras que San Jerónimo dirigió a San Paulino de Nola: “En la palabra de Dios recibimos la eternidad, la vida eterna. Dice San Jerónimo: ‘Tratemos de aprender en la tierra las verdades cuya consistencia permanecerá también en el cielo’”.

San Jerónimo: ¿Quién fue? ¿Por qué fue elegido patrono de la ciudad y provincia civil de Santa Fe?

San Jerónimo ligó su suerte con el de Santa Fe en los primeros años de la existencia de nuestra ciudad cuando su nombre surgió de un azaroso sorteo.

La historia de la elección del Patrono

Si bien no existen documentos que precisen la oportunidad y la fecha en que San Jerónimo fuera señalado santo patrono de Santa Fe; se presume que en actas perdidas del Cabildo puedan haberse consignado tales datos. No obstante, es muy probable que dicha elección para el patronazgo se haya realizado por sorteo, modalidad muy habitual en la época, donde se preparaban cédulas para que el azar decidiera a cuál santo encomendar la protección de la ciudad.

La primera noticia que se posee sobre la celebración, la registra el acta capitular del 16 de septiembre de 1590. Para esa fecha -en que la ciudad aún no poseía la Iglesia Mayor- los regidores acordaron hacer todas las cosas necesarias para regocijar la fiesta del patrono San Jerónimo.

La celebración incluía la realización de corridas de toros con puyas -acto que organizaba el mayordomo de la ciudad-, la Santa Misa, el paseo solemne del estandarte real y la salida procesional del santo, constituían parte de los oficios. Y todos los 30 de septiembre se renovaban los rituales.

La Santa Sede reconoció este patronazgo sobre la provincia y la ciudad el 8 de julio de 1949.
Su existencia histórica.

Doctor de la Iglesia, nació en Stridón, en al región de Dalmacia (actualmente Croacia y Montenegro) en el año 342. Estudió en Roma y dominó a la perfección el latín, el griego, el hebreo y el arameo.

En Constantinopla estudió Sagradas Escrituras con San Gregorio Nacianeno para regresar luego a Roma donde formó parte del Concilio reunido por el papa San Dámaso.

Éste lo nombró como su secretario y le encomendó que revisara la versión latina de los Evangelios y de los Salmos. Marchó a Oriente y se retiró a una cueva de Belén.

Fue entonces donde se dedicó de lleno a la traducción del Antiguo Testamento al latín. Esta traducción de la Santa Biblia al latín, conocida como “Vulgata” (o traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia Católica durante 15 siglos.

Su actividad apologética se orientó a la defensa de la virginidad de María, la veneración de los mártires y las reliquias y el estado monástico.

Falleció el 30 de septiembre del año 420 y sus restos descansan en San María la Mayor en Roma.

La iconografía

Existen dos fórmulas de representación de San Jerónimo. Una de ellas, la que pertenece a la colección del MHPSF lo muestra como un anocoreta, semidesnudo y cubierto por un manto rojo, contemplando la cruz y golpeándose el pecho con una piedra. Con una pluma en la mano o una piedra para golpearse el pecho. Una calavera en la tabla sobre la que escribía y en la que se apilaban los libros que leía. Y un león que custodiaba la cueva como manifestación de agradecimiento hacia el santo que lo había curado de una herida en una de sus patas. Si bien la pieza presenta faltantes especialmente de sus brazos, todo hace indicar que respetaba ésta fórmula iconográfica. Baste la comparación con la imagen que se exhibe y venera en la Iglesia Matriz de Santa Fe de la Vera Cruz.

La otra fórmula iconográfica lo muestra como cardenal, tal como puede verse en el altar mayor de la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe de nuestra ciudad.

Cómo llega esta pieza al Museo

Como muchas otros objetos que hacen a las colecciones del Museo, en especial las de los primeros años de su existencia, corresponden a adquisiciones de la Comisión Honoraria.

En el caso de nuestro San Jerónimo, dicha compra fue realizada a poco más de un año de la inauguración del Museo en 1943.

Puede observarse en el recibo qué tipo de comercio ofrecía este tipo de objetos, hoy museables, cómo se realizó el pago, cuánto costó e incluso la procedencia de la talla. Por Prof. Mariano I. Medina . Director del Museo Histórico Provincial de Santa Fe . Fuentes consultadas: Arzobispado de Santa Fe de la Vera Cruz: www.arquisantafe.org.ar, Diario El Litoral on line,SCHENONE, H. “Iconografía del Arte Colonial. Los santos”. Vol II. Tarea. Bs. As. 1992, ARCHIVO del MHPS.

 

error: Si reproduce información de este medio, por favor, citar la fuente
WhatsApp chat