Dios en la Tierra

Hoy se recuerda a Sor María de San José, primera beata de Venezuela

07 Mayo. Sábado de la 3ª semana de Pascua. El santoral recuerda a la Beata María de San José. Evangelio de hoy.

Libro de los Hechos de los Apóstoles 9,31-42.

La Iglesia, entre tanto, gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba consolidando, vivía en el temor del Señor y crecía en número, asistida por el Espíritu Santo.
Pedro, en una gira por todas las ciudades, visitó también a los santos que vivían en Lida.
Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que estaba postrado en cama desde hacía ocho años.
Pedro le dijo: “Eneas, Jesucristo te devuelve la salud: levántate, y arregla tú mismo la cama”. El se levantó en seguida,
y al verlo, todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón se convirtieron al Señor.
Entre los discípulos de Jope había una mujer llamada Tabitá, que quiere decir “gacela”. Pasaba su vida haciendo el bien y repartía abundantes limosnas.
Pero en esos días se enfermó y murió. Después de haberla lavado, la colocaron en la habitación de arriba.
Como Lida está cerca de Jope, los discípulos, enterados de que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres para pedirle que acudiera cuanto antes.
Pedro salió en seguida con ellos. Apenas llegó, lo llevaron a la habitación de arriba. Todas las viudas lo rodearon y, llorando, le mostraban las túnicas y los abrigos que les había hecho Tabitá cuando vivía con ellas.
Pedro hizo salir a todos afuera, se puso de rodillas y comenzó a orar. Volviéndose luego hacia el cadáver, dijo: “Tabitá, levántate”. Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.
El la tomó de la mano y la hizo levantar. Llamó entonces a los hermanos y a las viudas, y se la devolvió con vida.
La noticia se extendió por toda la ciudad de Jope, y muchos creyeron en el Señor.

Salmo 116(115),12-13.14-15.16-17.

¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor.

Cumpliré mis votos al Señor
en presencia de todo su pueblo.
¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!

Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.

Evangelio según San Juan 6,60-69.

Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: “¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?”.
Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza?
¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
El Espíritu es el que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida.
Pero hay entre ustedes algunos que no creen”. En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
Y agregó: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”.
Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”.
Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.
Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios”.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Hoy conmemoramos a Sor María de San José, primera beata de Venezuela

Hoy, 7 de mayo, celebramos a la primera beata nacida en Venezuela, la Madre María de San José.

Sor María de San José fue una dedicada religiosa, cofundadora de la Congregación de las “Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús” y primera Superiora General de dicha comunidad.

Las Hermanas Agustinas Recoletas están dedicadas a la atención de ancianos, pobres, niños abandonados y enfermos en general, en hospitales y albergues.

Laura Alvarado Cardozo, la Madre María de San José, nació el 25 de abril de 1875 en el pueblo de Choroní (Venezuela), y fue bautizada en octubre de ese mismo año con el nombre de Laura Evangelista.

Consagrada a amar y servir

Cuando tenía 5 años toda la familia se mudó a la ciudad de Maracay, capital del estado de Aragua, en la región central del país. El 8 de diciembre de 1888, día de la Inmaculada Concepción, a los 13 años de edad, Laura recibió la Primera Comunión e hizo la promesa en privado de consagrarse a Dios guardando virginidad perpetua.

A los 18, la joven ya estaba a cargo de la preparación de la Primera Comunión en su parroquia.

En 1893, el sacerdote y párroco de Maracay, P. Justo Vicente López Aveledo, fundó junto con Laura la Sociedad de las Hijas de María. Laura, que formaba parte del grupo de voluntarias, realiza sus primeros votos a perpetuidad a los 22 años.

Por ese entonces, el P. López Avelado funda también el primer hospital de la ciudad, el Hospital San José, donde la beata se dedica al cuidado de los enfermos. A punto de cumplir los 24 años, en 1899, Laura recibió del P. Vicente un inmenso encargo: la joven empezaría a dirigir y administrar el Hospital San José.

Los frutos de la caridad observada y la oración

Para 1901 el P. Vicente, con la mente puesta en el crecimiento de la obra de Dios, funda la congregación “Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús”, aprobada por San Pio X, a la que se integra Laura el 22 de enero de 1901.

La joven se consagra como hermana hospitalaria agustina y adopta el nombre de “Sor María de San José”. Dos años más tarde, en 1903, Laura se convertiría en la primera superiora de la congregación.

En los años sucesivos, las agustinas recoletas se consagran con tenacidad a trabajar por y con los más débiles. Se fundan asilos, orfanatos, casas maternas, hospitales y colegios. En total, las hermanas llegaron a fundar 35 casas a lo largo y ancho del territorio venezolano.

La Madre María llegaría a trabajar en diferentes partes de Venezuela (Maracaibo, Caracas, Coro, Ciudad Bolívar), la mayoría de las veces en centros de salud, pero también en hospitales.

A la etapa inmediatamente posterior a la fundación de la Orden pertenece la creación del Instituto Agustiniano Casa Hogar “Doctor Gualdrón”, a la que seguiría la fundación de la U.E. Instituto “Madre María” en 1945. Después de la muerte de la Madre, dicho Instituto fue cedido a la Arquidiócesis de Barquisimeto.

La Madre María de San José falleció el 2 de abril de 1967, en su querida Maracay. Sus restos reposan en la Capilla de las Hermanas Agustinas de la Casa Hogar “Inmaculada Concepción” de esa ciudad, donde la Madre vivió la mayor parte de su vida.

Una profecía y el milagro

En 1982 ocurrió el milagro por el cual la Madre María sería beatificada. Se trata de la curación de la hermana Teresa Silva, quien había quedado inválida a causa de una penosa enfermedad. La Madre le había profetizado su curación años antes de morir.

El 7 de mayo de 1995, el Papa San Juan Pablo II proclamó beata a la Madre. En la ceremonia de beatificación, el Santo Padre afirmó: “La Madre María es una mujer que supo fundir de manera admirable oración y acción (…) consumándose en un amor ilimitado hacia Dios y en la práctica de la más genuina caridad hacia el prójimo”.

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