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Día del Periodista : El primer número de la Gaceta de Buenos Aires

El 7 de junio de 1810, comenzó a circular la Gaceta de Buenos Aires, primer órgano de prensa de las ideas patrióticas, impulsado por Mariano Moreno, que dejaría de publicarse en 1821. En su redacción participaron también Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Pedro Agrelo y Bernardo de Monteagudo, entre otros. Es por ello que en esta fecha se conmemora el día del periodista. Para recordarlo, reproducimos a continuación un artículo publicado en el primer ejemplar de la gaceta, donde se explicitan los propósitos y fundamentos del flamante órgano de prensa.

Fuente: Gaceta de Buenos Aires, 7 de junio de 1810, en Etchepareborda, Roberto (prólogo), Selección de escritos de Mariano Moreno, Honorable Concejo Deliberante, Buenos Aires, 1961.

Desde el momento en que un juramento solemne hizo responsable a esta Junta del delicado cargo que el pueblo se ha dignado confiarle, ha sido incesante el desvelo de los individuos que la forman para llenar las esperanzas de sus conciudadanos. Abandonados casi enteramente aquellos negocios a que tenían vinculada su subsistencia, contraídos al servicio del público, con una asiduidad de que se han visto aquí pocos ejemplos, diligentes en proporcionarse todos los medios que puedan asegurarles el acierto; ve la Junta con satisfacción que la tranquilidad de todos los habitantes acredita la confianza con que reposan en el celo y vigilancia del nuevo Gobierno.

Podría la Junta reposar igualmente en la gratitud con que públicamente se reciben sus tareas; pero la calidad provisoria de su instalación redobla la necesidad de asegurar, por todos los caminos, el concepto debido a la pureza de sus intenciones. La destreza con que un mal contento disfrazase las providencias más juiciosas, las equivocaciones que siembra muchas veces el error, y de que se aprovecha siempre la malicia, el poco conocimiento de las tareas que se consagran a la pública felicidad, han sido en todos los tiempos el instrumento que limando sordamente los estrechos vínculos que ligan el pueblo con sus representantes produce al fin una disolución que envuelve toda la comunidad en males irreparables.

Una exacta noticia de los procedimientos de la Junta, una continuada comunicación pública de las medidas que acuerde para consolidar la grande obra que se ha principado, una sincera y franca manifestación de los estorbos que se oponen al fin de su instalación y de los medios que adopta para allanarlos, son un deber en el gobierno provisorio que ejerce, y un principio para que el pueblo no resfríe en su confianza, o deba culparse a sí mismos si no auxilia con su energía y avisos a quienes nada pretenden, sino sostener con dignidad los derechos del Rey y de la Patria, que se le han confiado. El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir los delitos.

¿Por qué se han ocultado a las provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo el nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península? ¿Por qué se ha de envolver la administración de la Junta en un caos impenetrable a todos los que no tuvieron parte en su formación? Cuando el Congreso general necesite un conocimiento del plan de gobierno que la Junta Provisional ha guardado, no huirán sus vocales de darlo, y su franqueza desterrará toda sospecha de que se hacen necesarios o temen ser conocidos, pero es más digno de su representación fiar a la opinión pública la defensa de sus procedimientos y que cuando todos van a tener parte en la decisión de su suerte, nadie ignore aquellos principios políticos que deben reglar su resolución.

Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal, con el título de Gazeta de Buenos Ayres, el cual sin tocar los objetos que tan dignamente se desempañan en el Semanario del Comercio anuncie al público las noticias exteriores e interiores que deban mirarse con algún interés.

En él se manifestarán igualmente las discusiones oficiales de la Junta con los demás jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda y medidas económicas para su mejora; y una franca comunicación de los motivos que influyen en sus principales providencias abrirá la puerta a las advertencias que desee dar cualquiera que pueda contribuir con sus luces a la seguridad del acierto.

La utilidad de los discursos de hombres ilustrados que sostengan y dirijan el patriotismo y fidelidad, que tan heroicamente se ha desplegado, nunca es mayor que cuando el choque de las opiniones pudiera envolver en tinieblas aquellos principios, que los grandes talentos pueden únicamente reducir a su primitiva claridad; y a la Junta, a más de incitar ahora generalmente a los sabios de estas provincias, para que escriban sobre tan importantes objetos, los estimulará por otros medios que les descubran la confianza que pone en sus luces y en su celo.

Todos los escritos relativos a este recomendable fin se dirigirán al señor vocal Dr. D. Manuel Alberti, quien cuidará privativamente de este ramo, agregándose por la secretaría las noticias oficiales cuya publicación interesa. El pueblo recibirá esta medida como una demostración sincera del aprecio que hace la Junta de su confianza; y de que no anima otro espíritu sus providencias que el deseo de asegurar la felicidad de estas providencias (Orden de la Junta).

Gaceta de Buenos Aires, 7 de junio de 1810

La Gazeta, para que el pueblo sepa de qué se trata

La Revolución de Mayo había comenzado. El primer gobierno patrio estaba constituido. Pero la confusión del momento, el ida y vuelta de rumores, las conspiraciones realistas, advirtieron de inmediato al grupo patriota de la necesidad de contar con un órgano oficial de prensa, algunas hojas al menos que dieran a conocer a la población las motivaciones, intenciones y objetivos de los cambios que se iban sucediendo.

Así, a instancias del inquieto secretario de la Junta, Mariano Moreno, comenzó a publicarse La Gazeta de Buenos Aires. En su redacción participaron también Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Pedro Agrelo y Bernardo de Monteagudo, entre otros, quienes tuvieron a cargo la tarea de hacer conocer “una exacta noticia de los procedimientos de la Junta, una continuada comunicación pública de las medidas que acuerde para consolidar la grande obra que se ha principado, una sincera y franca manifestación de los estorbos que se oponen al fin de su instalación y de los medios que adopta para allanarlos”.

El primer número de la Gazeta, que se imprimiría hasta 1821, se conoció el 7 de junio de 1810. Es por ello que en esta fecha se conmemora el Día del Periodista. Para recordarlo, reproducimos un fragmento de la primera nota publicada por Mariano Moreno, que dio pie a la famosa frase: “el pueblo quiere saber de qué se trata”.

Fuente: Pigna Felipe, Los mitos de la historia argentina. La construcción de un pasado como justificación del presente, Editorial Norma, Buenos Aires, 2004.

“El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos Aires”.

Mariano Moreno

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

Mariano Moreno y la libertad de escribir

La dirigencia revolucionaria de 1810 sabía que se libraría una dura guerra de fusiles, cañones y bayonetas, pero sabía que, en verdad, lo que se estaba llevando adelante era, además de un cambio gubernativo, una “feliz revolución en las ideas”, como la definía Moreno, y que estaba dejando toda su impronta en el terreno de la acción política. Fue justamente Mariano Moreno, el “jacobino” de la Revolución de Mayo, el que representó quizás de forma más emblemática este nuevo clima.

Nacido en Buenos Aires, el 23 de septiembre de 1778, tenían 21 años apenas cuando llegó a Chuquisaca, antes Charcas y La Plata y luego Sucre, capital constitucional de Bolivia. Allí conoció al canónigo Terrazas, quien pronto le dio cobijo intelectual y prestó su biblioteca que, lejos de ser un cerrado centro de la cultura católica, era más bien un amplio universo de ideas. Allí recogió las ideas de la igualdad de derechos para los criollos e indios y aprendió a repudiar las crueldades de la esclavitud.

Entrada la década de 1800, ya recibido de abogado, casado con María Guadalupe Cuenca y con un hijo, regresó a Buenos Aires. Hacia 1810, con 31 años, Moreno era ya un hombre de la revolución. Había logrado ser reconocido a partir de la redacción de un extenso alegato en defensa del fomento a la agricultura y las manufacturas, que lo oponían a la burocracia española. Quizás algo de imprevisto lo tomó el hecho de ser nombrado como secretario de la Primera Junta de Gobierno, en mayo de 1810. El 25 de mayo asumió la Secretaría de Guerra y Gobierno de la Primera Junta.

Unas de sus más destacadas acciones estuvieron relacionadas con el fomento a la difusión de las ideas de la Ilustración. Participó activamente de la creación de la biblioteca pública, del desarrollo educativo y fundó, el 7 de junio, el órgano oficial del gobierno revolucionario: la Gazeta de Buenos Aires. Entre sus escritos, figuraba la traducción de El Contrato Social, de su admirado Rousseau, pero también un plan de operaciones destinado a unificar los propósitos y estrategias de la revolución.

Moreno encarnaba el ideario de los sectores que propiciaban algo más que un cambio administrativo y, por ello mismo, se ganó la enemistad de muchos. El deán Funes, el mismísimo Saavedra, entre otros, entrevieron el peligro que encarnaba para sus proyectos conservadores. Pronto forzaron su renuncia a sus cargos en Buenos Aires y lo enviaron como representante del gobierno a Londres, rumbo al que partió el 24 de enero de 1811. Poco tiempo después, el 4 de marzo, encontraba en altamar su misteriosa muerte. Dos años después, el médico Juan Madera aseguraba haber oído al padre Azcurra dar gracias a Dios por la separación de Moreno y advirtiendo: “Ya está embarcado y va a morir”.

Recordando la fecha del fallecimiento de uno de los máximos revolucionarios de 1810, traemos algunas de sus ideas respecto a la libertad de prensa, publicadas en la Gazeta de Buenos Aires, el 21 de junio de 1810.

Fuente: Mariano Moreno, “Sobre la libertad de escribir”, en Mariano Moreno, Escritos políticos y económicos, (Norberto Piñero Comp.), Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915.

“Seamos, una vez, menos partidarios de nuestras envejecidas opiniones; tengamos menos amor propio; dése acceso a la verdad y a la introducción de las luces y de la ilustración; no se reprima la inocente libertad de pensar en asuntos del interés universal; no creamos que con ella se atacará jamás impunemente el mérito y la virtud, porque hablando por el mismo en su favor y teniendo siempre por árbitro imparcial al pueblo, se reducirán al polvo los escritos de los que indignamente osasen atacarles. La verdad, como la virtud, tienen en sí mismas su más incontestable apología; a fuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen en todo su esplendor y brillo; si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria.”

Mariano Moreno

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

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