Calibrachoas y verbenas son dos especies de fácil obtención para diversificar la producción de la agricultura familiar. El Instituto de Floricultura del INTA desarrolló cultivares ornamentales de estas especies y otras nativas, a partir de recursos genéticos nativos.
Si bien el cultivo comercial de las calibrachoas es reciente, esta especie nativa, crece en una amplia región del país, principalmente en el litoral. Aunque muy emparentada con la petunia, ambas son solanáceas de la misma subfamilia, las petuniódeas, pero pertenecen a géneros diferentes. Las flores de ambas tienen una forma muy similar. La calibrachoa presenta mayor fortaleza y resistencia frente a las enfermedades y las condiciones climáticas.
Tienen un hábito de crecimiento compacto y una floración muy hermosa que hace de esta planta una buena candidata para la composición de macizos y borduras. Igualmente queda perfecta en macetas y colgantes. La floración de la calibrachoa se produce durante todo el verano e incluso en otoño en los lugares de clima templado hasta las primeras heladas, se reproduce por semillas o también por esquejes.
La verbena, glandularia, es una especie que se puede encontrar en casi toda el área de clima cálido de Sudamérica. Esta planta florece abundantemente en primavera o casi todo el año de acuerdo a la variedad, así como su forma de crecimiento erecto, semi erecto o rastrero. El largo periodo de floración sus colores brillantes y llamativos, su naturaleza resistente a las temperaturas extremas la hacen muy adecuada para jardines de bajo mantenimiento.
Material de estas dos especies vegetales, obtenidas por el Instituto de Floricultura del INTA, se entregó a tres productores del departamento Uruguay a fin de difundir localmente estas especies nativas con valor ornamental y al mismo tiempo observar y registrar su adaptación local.
Para más información:
Elena Ester Gagliano: gagliano.elena@inta.gob.ar
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