Dios en la Tierra

Hoy se celebra a Santa María Goretti, la dulce mártir de la pureza

Sábado de la decimotercera semana del Tiempo Ordinario. El santoral recuerda a Santa María Goretti .Comentario del día : San Juan de la Cruz-«El Esposo está con ellos».Evangelio según San Mateo 9,14-17.

Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?”.

Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.

Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden.

¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!”.

Amén

Hoy se celebra a Santa María Goretti, la dulce mártir de la pureza

El 6 de julio es la fiesta de Santa María Goretti, la niña de once años que fue asesinada de 14 puñaladas por resistirse a una violación y que antes de morir perdonó a su asesino; el Papa Pío XII la definió como “pequeña y dulce mártir de la pureza”.

María nació en 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. Fue hija de Luigi Goretti y Assunta Carlini, siendo la tercera de siete hijos. Al día siguiente de su nacimiento fue bautizada y consagrada a la Virgen.

Su familia era pobre de bienes terrenales, pero rica en fe y virtudes que se cultivaban con la oración en común, el rezo diario del Santo Rosario, la comunión y Misa dominical.

Cuando sólo tenía 11 años, fue apuñalada por Alessandro Serenelli al resistirse a ser violada. Fue llevada al hospital y antes de morir alcanzó a recibir la comunión y la Unción de los enfermos. Partió a la casa del Padre el 6 de julio de 1902.

Cuando Alessandro salió de la cárcel, fue a buscar a la madre de María, quien lo perdonó.

San Juan Pablo II en el 2003 resaltó que “Marietta, como era llamada familiarmente, recuerda a la juventud del tercer milenio que la auténtica felicidad exige valentía y espíritu de sacrificio, rechazo de todo compromiso con el mal y disponibilidad para pagar con el propio sacrificio, incluso con la muerte, la fidelidad a Dios y a sus mandamientos”.

“Hoy se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo, o incluso la inmoralidad, en nombre de falsos ideales de libertad y felicidad. Es necesario reafirmar con claridad que la pureza del corazón y del cuerpo debe ser defendida, pues la castidad “custodia” el amor auténtico”, añadió.

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