Dios en la Tierra

Hoy se recuerda al Beato Giovanni Antonio Farina, el “Obispo del pueblo”

04 Marzo. Jueves de la segunda semana de Cuaresma. El santoral celebra a San Giovanni Antonio Farina y a San Casimiro de Polonia.

Libro de Jeremías 17,5-10.

Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor!
El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita.
¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto.
Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo?
Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.

Salmo 1,1-2.3.4.6.

¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!

El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.

No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.

Evangelio según San Lucas 16,19-31.

Jesús dijo a los fariseos: “Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Entonces exclamó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan’.
‘Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí’.
El rico contestó: ‘Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento’.
Abraham respondió: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen’.
‘No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán’.
Pero Abraham respondió: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'”.

Amén

Hoy se conmemora al Beato Giovanni Antonio Farina, el “Obispo del pueblo”

El Beato Giovanni Antonio Farina fue Obispo de las ciudades de Treviso y de Vicenza, en Italia, llegando a ser considerado como uno de los más ilustres pastores del siglo XIX. En vida fue conocido como “el hombre de la caridad” o “el obispo del pueblo”, debido a su predilección por el servicio a los pobres, los abandonados, sufrientes y enfermos.

Fue el fundador de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea de Vicenza, Hijas de los Sagrados Corazones, instituto que actualmente tiene presencia en varios países del mundo.

Antonio Farina nació el 11 de enero de 1803, en la ciudad italiana de Vicenza, que luego estaría bajo su cuidado apostólico. A la edad de 15 años ingresó al seminario diocesano de dicha ciudad y seis años más tarde sería designado maestro de la institución.

En 1827 fue ordenado sacerdote y, durante los primeros 18 años de su ministerio, se ocupó de una cátedra del seminario; además, fue capellán de la parroquia de San Pedro de Vicenza a lo largo de una década. Participó en distintos proyectos culturales, espirituales y apoyó innumerables obras caritativas, entre las cuales estuvo la dirección de la escuela pública primaria y superior de Vicenza.

En 1831 inauguró la primera escuela popular femenina y en 1836 fundó el instituto de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones, institución dedicada a la educación de niñas pobres, sordomudas y ciegas; así como a la asistencia de enfermos y ancianos.

Después de ser nombrado obispo en 1850, Mons. Giovanni organizó asociaciones en cada una de las parroquias que estaban bajo su jurisdicción para la ayuda material y espiritual de los más pobres. Al mismo tiempo, fue un gran impulsor de la práctica de los ejercicios espirituales y de la asistencia a los sacerdotes de escasos recursos, retirados o enfermos. Por otro lado, cuidó de la formación doctrinal y cultural del clero y de los fieles; así como de la instrucción y catequesis para los jóvenes. Mons. Giovanni reunió las cualidades del buen pastor, indispensables para ser un buen obispo.

Convocó a un Sínodo diocesano en Vicenza -evento que no había sido celebrado desde 1689- para promover el fortalecimiento espiritual del clero a través de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen María, como también de la piedad a la Eucaristía.

Los últimos años de su vida estuvieron caracterizados por reconocimientos públicos por su labor apostólica y su caridad, pero inevitablemente también por fuertes sufrimientos e injustas acusaciones.

Tras su fallecimiento el 4 de marzo de 1888, debido a un ataque de apoplejía, su fama de santo se extendió tanto en ambientes eclesiásticos como civiles.

En 1978 una religiosa ecuatoriana perteneciente a la congregación que fundó, Sor Inés Torres Córdova, afectada por un grave tumor con metástasis, fue curada milagrosamente después de haber pedido la intercesión del Padre Fundador.

Giovanni Antonio Farina fue beatificado en 2001 por el Papa Juan Pablo II y canonizado en el año 2014 por el Papa Francisco. Su fiesta se celebra el 4 marzo.

 

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